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Reportaje:

La otra costa del paraíso

Rogelio López Cuenca muestra en una exposición la tragedia de las pateras y los prejuicios de Europa

Dos fotos, unidas por una misma línea de mar, retratan la realidad de hoy, la brutalidad de Europa. A la izquierda, una instantánea de los años cincuenta muestra a una exhuberante rubia tostándose al sol de una playa de Túnez mientras dos mujeres árabes, ocultas por sus vestidos de arriba abajo, miran el horizonte. La foto de la derecha muestra a una bellísima chica negra tumbada en la playa, en vaqueros y sujetador. Al fondo, un guardia civil mira el horizonte. La chica negra está muerta, ahogada mientras intentaba alcanzar la costa de Algeciras. Ésa es una de las obras con las que el artista Rogelio López Cuenca golpea las conciencias en su exposición El paraíso es de los extraños, una muestra que se inauguró ayer en Granada.

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El montaje, que estará abierto en el Palacio de los Condes de Gabia hasta el próximo 11 de marzo, toma fotografías, vídeos, palabras y montajes en los que el mundo árabe se entremezcla con el occidental, y también es representado, desde Occidente, como la imagen de lo otro, del rival.

López Cuenca, que suele jugar con los espacios para sus obras -ha llegado a poner poemas como si fueran señales de tráfico en plena calle- pretende con su obra, mostrar qué clase de visión tiene el mundo occidental de Oriente. 'El paraíso', dijo ayer, 'no sería un sitio, sino una situación: un paraíso puede visitarse, pero no se puede vivir en él'.

La muestra, además del aterrador montaje de las dos fotografías, -la de la chica negra es del fotógrafo Francisco Carrasco- juega también con el sentido del humor. Una de las salas está dedicada íntegramente a la Alhambra, a toda la parafernalia que hay sobre el monumento nazarí -postales, camisetas, falsas fotografías- y que termina siendo hilarante cuando López Cuenca reúne todos aquellos objetos o lugares que tienen por nombre Alhambra -cervezas, churrerías, bares-.

López Cuenca justificó ese tratamiento sobre la Alhambra en una idea. 'El concepto que nosotros tenemos del Islam', dijo, 'es una especie de Disneylandia, un decorado artificial en el que desconocemos la situación real de Mickey Mouse, del moro'. La Alhambra podría ser el paraíso. Y los turistas, los extraños. El montaje, de lo más kitch es de hace cinco años. 'Pero es que no era lo mismo esa Alhambra hace cinco años', defendió el artista, 'que hoy, en que entra en vigor la Ley de Extranjería'.

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Esa idea lo lleva a mezclar, en otra mezcla de fotos, a unos rocieros en el polvo del camino con una caravana de peregrinos a La Meca, o a mostrar en un vídeo una secuencia con todos los prejuicios que tiene el hombre europeo del árabe.

La muestra exhibe 'las difíciles relaciones que tiene España con Al-Ándalus', explicó por su lado la responsable de Cultura de la Diputación granadina, Sonia Soria, organizadora del montaje. 'Y las contradicciones y los prejuicios de Europa'.

Óleos, objetos, fotografías, mezclan ironía, rabia y angustia. Un cuadro completamente pintado de negro, muestra en un diminuto rincón una figura mínima. El visitante casi tiene que ponerse encima para descubrir que es lo que hay pintado entre tanta negritud: unos angustiados inmigrantes ilegales en una patera.

López Cuenca remata su obra con otro cuadro, elegido como cartel de la muestra: es una bandera de Europa con una inscripción en árabe: Tuba lil ghurabá. No es ninguna cita coránica. Tan sólo el título de la muestra.

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