Davos prepara la cumbre del capitalismo mundial con fuertes medidas de seguridad
El Foro Económico Mundial, que cada año reúne en Davos a lo que se ha convenido en llamar la élite del capitalismo del planeta, esto es, varios centenares de dirigentes políticos, económicos y empresariales (entre ellos una treintena de jefes de Estado), arranca esta edición con miedo a las violentas protestas antiglobalización que han dado al traste o han complicado otras cumbres en el último año en Praga, Melbourne, Washington o Seattle. Sabedora de la buena organización que Internet y la creciente experiencia han proporcionado a los adversarios del libre comercio, la policía suiza no ha querido desvelar todas sus cartas, especialmente el número de policías enviados a Davos.
'Hemos decidido no hacer pública esa cifra', dijo ayer el portavoz de la policía Ulrich Kohler, tras revelar que todos los cantones de Suiza han prestado efectivos para proteger el búnquer de Davos que acoge las reuniones de los asistentes al foro.
Impertérritos, los integrantes de la Coordinadora anti-OMC (Organización Mundial del Comercio), mantienen la convocatoria de una manifestación el sábado, pese a la prohibición legal, justificada por el Ayuntamiento por los daños causados el año pasado.
De forma inusual para las costumbres suizas, la policía de fronteras ha impedido la entrada en el país a unos 300 activistas fichados en otros escarceos anticapitalistas en los últimos meses, y los que logran pasar se encuentran con controles y chequeos por sorpresa en su camino a Davos.
Una de las discusiones más vivas e interesantes este año promete ser la posibilidad de que una recesión estadounidense, o al menos un brusco frenazo, acabe con la euforia económica mundial tras más de una década de crecimiento prodigioso en Estados Unidos.
El lema de esta trigésimoprimera edición del Foro ('Sostener el crecimiento y disminuir las desigualdades') acoge bajo su manto otras discusiones de todo tipo, y no sólo económicas: también sociales, tecnológico-científicas, sobre sanidad (sida, por ejemplo) o literarias.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.