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Reportaje:LITERATURA POPULAR | RAÍCES

Quien no va a la aceituna, no se enamora (2)

El infinito mar de olivos de Jaén (donde ahora empieza a escasear mano de obra autóctona y hay que acudir a los inmigrantes, lo que sin duda acabará originando otro folclore mestizo, como lo fueron todos en su origen), rinde numerosos tributos festeros a la aceituna, o so pretexto de ella, en numerosas localidades. Jaén tiene también la suerte de contar, o haber contado, con muchos y buenos folcloristas, amantes de la cultura tradicional, como Lola Torres, Lola Suardíaz, Manuel Urbano, y grupos de música folk, como el mítico Andaraje o Chirichipe, cada uno de los cuales ha dejado su imprescindible cancionero. Entre todos, más la aportación de otros amigos y la búsqueda personal, es posible hacerse una idea, aunque tardía, de cómo debieron ser las expansiones musicales en medio de tan duro oficio.

Hasta seis temas nos ha parecido que se pueden aislar, con sus naturales mixturas: amor, alabanza de la mujer, alabanza del lugar, penalidades del oficio, protesta social y picardías. Intercalaremos los seis hasta donde sea posible, con nuestro recorrido de levante a poniente.

Arrancaremos todavía más al Este, en la comarca almeriense de Los Vélez, con esta pícara seguidilla: 'Para el año que viene / se ha convenido / que suban las mujeres a los olivos. / Y nosotros, los hombres, recogeremos, / y sin mirar p'arriba, / aunque haya truenos'. Ya en Jaén, y por seguir con el mismo tema, la Sierra de Segura o la zona de La Loma nos divertirán con estas letrillas: 'Si quieres que te cante / coplas derechas, / sartén de gachamiga, / que esté bien hecha'. (La gachamiga es la especialidad culinaria con que se festeja el final de la recolección, y que desata verdaderas pasiones: 'Por la noche, de día, / por la mañana, / sartén de gachamiga, / ¡quién te pillara!'). A lo que contestará el grupo de mujeres: 'Y viéndote de venir / me diste un alegrón /, que pensaba me traías / en la bragueta un melón'. Pues es hora de decir que muchas de estas coplillas, de una punta a la otra de Andalucía, se cantan -se cantaban- a porfía, las cuadrillas masculinas contra las femeninas, réplicas y contrarréplicas.

Hemos aludido a las fiestas de final de temporada, llamadas el remate en la Sierra de Segura, o la botifuera en Villacarrillo y otros pueblos de la zona, por los que todavía escucharemos: 'Una pata tengo aquí / otra tengo en tu tejao. / Mira si por tu querer / no estoy bien espatarrao'. Y éstas todavía más regocijantes, que reciben el misterioso nombre de mononas, por Villanueva de la Reina: '¡Caramba con el viejo, / qué tieso mea, / que la pared de enfrente / la abujerea'. '¿Para qué quiere el cura / lo que le cuelga? / Que se lo eche a los gatos, / que se entretengan'.

Pero también irán asomando los temas sociales y laborales, aprovechando la concurrencia general, incluidos amos y manijeros: 'Señor manijerito / dé usted de mano, / que una hora ni media / es ná pa el amo'. 'Ya se va poniendo el sol / por detrás de la casilla. / Si no da usted ya de mano / tiramos las canastillas'. Y en Campillo de Arenas, ésta que me pasa Teresa Mesa: '¿Cuándo querrá Dios del alma / y la Virgen del Campillo / que nos diga el manijero / éste es el último olivo?'. No debería andar muy lejos Miguel Hernández cuando empezó a sonar en sus oídos la cadencia formidable de sus 'Andaluces de Jaén, / aceituneros altivos, / decidme en el alma de quién, / de quién son estos olivos'.

A. R. ALMODÓVAR

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