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Columna
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El mitin

Fue en la calle donde, a grito libre, miles de personas pidieron al Gobierno acción contra el Tireless. Miles de voces contra su permanencia en Gibraltar, de miles de personas que fueron por su cuenta, y de otras en autobuses gratis por decisión discutible, aunque no grave, de algunos ayuntamientos. Está empezando a ser tremendo, incomprensible y algo desolador que ni por esas el Gobierno cambie algo en su estrategia. Nada le mueve de la aceptación de la presencia impuesta, del submarino entre nuestras piernas.

Cuando todavía quedaban flotando en el viento los ecos de las miles de gargantas gritando contra el submarino, el ministro de Asuntos Exteriores ha vuelto a hacer gala de sumisión y desconocimiento sobre lo que Gran Bretaña decide, al declarar que 'la hipótesis más segura' es que la avería será reparada en el Peñón. Y nada más. Mientras tanto, el Ministro Principal de Gibraltar, Peter Caruana, se ha ocupado de formar un comité de expertos que, de momento, no aconseja empezar la reparación mientras no reciba del Ministerio de Defensa británico la información necesaria para poder hacerse una idea exacta de la situación. El Gobierno español debería estar responsablemente activo ante el Gobierno británico, al menos tan activo como el no precisamente muy poderoso Peter Caruana, que impone el interés y la seguridad de los gibraltareños a la conveniencia de Londres. Lejos de eso, el Gobierno y el PP prefieren el ruido de la polémica por asunto tan menor como el de los autobuses, o la resbaladiza calificación de la manifestación como mitin, muy resbaladiza porque, como le ha hecho ver el secretario general del PSOE a Javier Arenas, si como mitin del PSOE se debe ver, no tendrá más remedio que reconocer la enorme capacidad de convocatoria de ese partido.

Al exceso de Arenas se debe acumular el no menor del secretario general del PP andaluz, Antonio Sanz, acusando al presidente de la Junta de Andalucía, por acudir a la manifestación, de 'agitador de masas'. El Gobierno y su partido en Madrid y en Andalucía se defienden atacando. Pero la realidad se impone: miles de personas con conocimiento de causa fueron a Algeciras para exigir al Gobierno política y actuación contra el Tireless. Ese es el hecho, despojado de toda interpretación a la defensiva.

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