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El gran festival de rock de Río fue un ejemplo de democracia musical

Termina la concentración con críticas por el abuso del empleo del sonido pregrabado

Antes de los Red Hot, el público se entusiasmó con la banda Capital Inicial, que al igual que Plebe Rude y Legião Urbana, representó en Brasil la reacción de los jóvenes a la dictadura y a la apertura a la democracia y que ayer hicieron un show eléctrico, mientras en la tienda reservada durante todo el festival a los grandes debates para repensar un mundo mejor, se discutió el tema de la paz, un concepto que los brasileños, aunque no han conocido guerras, aprecian especialmente.

El segundo maratón del festival de rock había comenzado el jueves con la locura del mundo adolescente que esperaba desde la mañana electrizados a los Five, N'SYNC y Britney Spears. Fue la noche en la que la ciudad del rock estuvo más abarrotada, con casi 300.000 personas, porque muchos de los padres de las jovencitas quisieron acompañar a sus hijas. Y la verdad es que hubo para todos los gustos, pues actuaron desde Morães Moreira, el músico más anciano del festival, de 53 años, hasta el más joven, Aaron Carter, de 13.

Con el pelo pintado de rojo, azul y blanco, los colores de su tierra, Bahía, el anciano rockero Moreira se conquistó a los muchachos y a sus padres, mientras que la inmensa juventud de casi niños parecían estar más en la playa que en el festival.

Juventud

Una de las características del festival, junto con su carácter festivo, sin violencias y siempre al ritmo de las diversas tendencias, fue la gran irreverencia y libertad característica de esta ciudad brasileña creadora de la samba y de todo lo nuevo. Después del gran happening del mundo joven (Brasil tiene 30 millones de adolescentes), el viernes fue el día del rock duro, cuyo público estuvo más bien formado por los seguidores del heavy metal y que disfrutaron con Iron Maiden, Rob Halford y Queens of the Stone, a los que se juntaron Sepultura, Pavilhão 9 y Sheik Tosado. Los organizadores dejaron ese día entrar sólo a 150.000 jóvenes para mejor controlarlos. Pero no ocurrió nada. Cambió sólo el aspecto externo de los participantes con todos sus atuendos negros, sus máscaras y todo el metal que les cabía a cuestas. La nota más bien de color y que sirvió de distensión a los ritmos más duros del rock la protagonizó Nick Oliveri, el bajo de la banda Queens of the Stone, quien se presentó completamente desnudo en el palco y así tocó durante media hora cubriendo apenas sus genitales con la guitarra eléctrica.

La noche del viernes demostró que el rap más pesado sigue teniendo sus seguidores entre los jóvenes que resultaron los más exigentes y que acabaron incluso siendo muy críticos hasta con los Queens, aunque sin arrojarles objetos. Se limitaron a hacerles gestos de rok duro.

El festival dejó un buen balance económico a la ciudad de Río, pero consagró un antecedente que podría tener consecuencias para los próximos festivales de rock: demasiados artistas se escondieron bajo el playback, cosa que enfureció a los espectadores. Hasta Britney Spears, la virgen con peor fama del planeta, cayó en la tentación del playback y cuando sus hinchas se dieron cuenta fue un desconsuelo. Muchas lloraban y decían comiéndose las lágrimas: 'No debía hacernos esto'. El festival, que se despidió con Neil Young y Dave Matthews, también confirmó que el rock, el pop, el rap y el jazz de Brasil no tiene nada que envidiar a los mejores del momento.

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