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Un presupuesto distinto para cada situación Hay estudiantes que bajan los apuntes de Internet para esquivar el sobrecoste que suponen las fotocopias

A todos esos gastos materiales hay que añadir que el bolsillo de los universitarios queda maltrecho con la libre elección. Los créditos ajenos a los planes de estudios de la universidad se pagan de manera doble: a la institución organizadora y a la universidad por convalidarlos en el expediente.

Algunos estudiantes recurren a las becas del Ministerio de Educación y Ciencia para gastos de matrícula, transporte, residencia, proyectos fin de carrera y material, o bien, a las becas de la Generalitat. David Martínez, estudiante de Psicología en la Universidad de Valencia es uno de ellos. Sólo tuvo que sufragar un curso y tampoco tuvo que pagar la matrícula íntegra porque los créditos en los que obtuvo matrícula de honor dieron lugar a una bonificación equivalente al número de créditos. Pero su caso es excepcional. Aprovecha los recursos al máximo. Vive con sus padres y se desplaza en patines al campus: 'Ahora lo tengo más difícil, en la avenida de Aragón han cambiado la superficie lisa por una adoquinada', comenta. El practicum lo realiza en un centro de rehabilitación de toxicómanos en Picassent y, aunque afirma 'estar muy a gusto', no cobra por el trabajo y tiene que abonar los desplazamientos.

Kepa García y Salvador Martínez, de Económicas y Derecho, respectivamente, estarían en la otra cara. 'A mí me sale por unas 60.000 pesetas al mes: 15.000 en el piso, 5.000 en gastos de facultad, 8.000 en viajes a mi casa en Denia y el resto en comer y poco más', desmenuza Kepa como futuro economista. Salvador confiesa que las 15.000 pesetas semanales no hay quien se las quite y eso a pesar de que el piso, compartido y ubicado en Benimaclet, es de lo más barato. 'Cuando salimos, rara vez pedimos cubatas, vamos a mistelas y cervezas'. 'Es cierto que los estudiantes recurrimos a veces a la fórmula de la comida rápida para improvisar una cena, lo que incrementa algo los gastos', añade. En Derecho lo más caro son los códigos, manuales básicos que no pueden pedirse prestados. En reprografía, Kepa calcula unas 70.000 pesetas anuales. Prácticamente igual que Susana Fernández, estudiante de Farmacia. 'Tengo a mi madre harta de fotocopias. Me gasto una media de 400 pesetas diarias'. Aparte los libros que rondan las 20.000 pesetas cada uno y que como mínimo, se necesitan tres al año. 'Y quién te dice que no necesitas de una academia para recuperar una asignatura, como mínimo hay que desembolsar otras 15.000 pesetas mensuales'. Del transporte tampoco se libra: 1.400 pesetas semanales para llegar a Burjassot. La losa del transporte la cargan decenas de miles de estudiantes que exigen un mayor compromiso financiero por parte de la Administración para conceder tarifas especiales a los universitarios. Su amiga Anna Duet, de Magisterio se gasta más. Ella es de Játiva y, como Kepa y Salvador, ha de costearse la vivienda. Ninguno tiene beca. 'Pedimos más ayudas. Las becas son casi invisibles y con criterios para concederlas muy similares', dice Salvador. 'Se tendría que evaluar cuánto me cuesta a mí estudiar aquí. No me han dado la beca por muy poco y la Administración no valora que por ese estrecho margen el curso me supone un pastón', argumenta Kepa.

Para recibir las becas del Ministerio el estudiante tiene que aprobar el 80% de los créditos en las enseñanzas de Humanidades, Sociales y Salud, y el 54% en las técnicas. El sistema diseñado por la Generalitat rebaja en un 5% estos requisitos. En la universidad el tiempo y las convocatorias también son oro. 'Este año he perdido 5 meses con dos asignaturas. En Arquitectura Técnica, para pasar de primero a segundo tienes que aprobar 2/3 de los créditos. La escuela nos está apoyando para admitir una posible ampliación de matrícula y evitar estos casos' revela, José María Silva, delegado de alumnos en la Escuela de Arquitectura Técnica de la Universidad Politécnica. Vicente Pobo ha comenzado este año Informática. No arrastra ninguna pendiente e intentará que así sea, también para su bolsillo. Un crédito en su carrera -nivel de experimentalidad 4- le cuesta 1.488 pesetas, la cifra se hincha con las convocatorias: 1.633 en la segunda, 1.786 en la tercera y 1.934 a partir de la cuarta. Todo lo que ahorre, lo invertirá en el equipo y en las actualizaciones, aunque la inversión en el ordenador es hoy por hoy casi una obligación para todo universitario.

Y antes de acabar y pagar, esta vez, por el depósito del título, los candidatos a ingenieros han de atravesar un último umbral: el proyecto. Se habla ya de la 'mega entrega del proyecto' en el que tampoco se pueden escatimar gastos. En dinero contante y sonante supera las 115.000 pesetas destinadas a la elaboración de dos copias de aproximadamente cinco tomos cada una, perfectamente encuadernadas.

Las muestras de agudeza proliferan para ahorrar costes. Algunas de ellas son inadmisibles. Por ejemplo, en la Escuela de Informática de la Politécnica de Valencia se han puesto sanciones a los avispados alumnos que bajaban los apuntes de Internet colapsando el aula de informática para esquivar los precios de las fotocopias. El ingenio rentabiliza la belleza del arte: 'Los contenedores son tesoros en los que hallamos listones, maderas y metales. El primer año pagas el pato. No conoces las marcas, ni los trucos para ahorrar' comenta Raquel Viguer, estudiante de Bellas Artes en la Politécnica. La habitación de Cristina Sahuquillo, estudiante de 3º, está atiborrada de obras: 'Todos nosotros necesitaríamos un estudio, pero eso es casi tan utópico como cambiar nuestra vestimenta. No porque queramos ir de bohemios, sino porque para trabajar nos ponemos las prendas más gastadas'. Los amigos de Daniel Tormo, delegado de la Facultad de BB. AA. en la Politécnica, han desistido en la idea de pedirle un cuadro; Daniel no pinta, ha cambiado el chip decantándose por la línea audiovisual y multimedia para aplicar el territorio artístico en las tecnologías de última generación. Para algunos universitarios extranjeros como Laura Chineiato, estudiante de Conservación de Bienes Culturales, el equivalente a Historia del Arte en la Universidad de Venecia, las tasas de la carrera en España son más baratas, pero a costa de una educación 'más provinciana y menos profunda'.

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