El director general de la CAM, contrario a la fusión con Bancaixa, presenta su dimisión
Juan Antonio Gisbert, de 48 años, abandona la dirección general de la CAM, cuarta caja española por volumen de negocio, forzado por los acontecimientos ocurridos el pasado verano en que se produjo el último intento de fusión con Bancaixa auspiciado por el Gobierno valenciano. Una operación que Gisbert, refrendado por parte de la caja, desaconsejaba por su elevado coste económico.
El presidente Eduardo Zaplana pidió en mayo del año pasado a las dos cajas sendos estudios actualizados sobre la fusión. El informe presentado por la CAM, encargado a la consultora Boston Consulting, encarecía los costes de la fusión hasta el punto de hacerla inviable. La oposición, los trabajadores de la CAM y otros sectores sociales reaccionaron con fuertes críticas y censuraron la intención de la Generalitat de imponer una fusión por motivos exclusivamente políticos.
El presidente Zaplana, que se implicó personalmente en esta nueva intentona -anunció a bombo y plantillo que el Gobierno se pronunciaría a favor o en contra de la operación antes del verano- no le quedó más remedio que rectificar y dejar enfriar la operación. Fuentes del sector financiero señalan este momento como el del divorcio definitivo entre entre Zaplana y Gisbert.
El enfrentamiento entre ambos desembocó ayer en la renuncia del directivo. O dimitían o lo cesaban, fue el ultimátum. El director general de la CAM sufrió algún revés en el consejo con la presentación del plan estratégico de la caja y de la obra social.
La renuncia se formalizó ayer en un consejo extraordinario, convocado a continuación del ordinario que había previsto. El anuncio causó sorpresa en un principio pero pronto trascendieron los recientes encuentros entre Zaplana con Gisbert y el presidente de la CAM, Vicente Sala, en los que se habría pactado la marcha del director general y también la indemnización. El apoyo de Sala a Gisbert durante todo este tiempo deja al presidente de la caja alicantina en una situación precaria.
La salida de Gisbert, considerado en el PP un hombre hostil por su pasado socialista y su resistencia a la fusión, despeja el camino hacia una fusión entre Bancaixa y la CAM, un empeño personal del presidente Zaplana, que ha convertido las cajas de ahorro valencianas en instrumentos de su política de gobierno. Roberto López Abad, director adjunto de la CAM, fue nombrado por ese mismo consejo sustituto de Gisbert.
Los cambios de ayer facilitan pero no despejan la incógnita de la fusión, dado que, además de Gisbert, existe un sector de la caja y un amplio sector en Alicante opuesto a la operación. En este otro escenario saldría adelante otra de las hipótesis barajadas por la Generalitat. Se sumaría la obra social de las dos grandes cajas, con un presupuesto cercano a los 9.000 millones de pesetas, y se articularía un consorcio o grupo, también entre las dos entidades, con el que participar en inversiones estratégicas.
Vicente Rambla, consejero de Economía de la Generalitat, aseguró anoche, tras conocer la noticia, que la dimisión de Gisbert 'es una decisión personal en la que no ha influido la polémica con Bancaixa' y le agradeció 'su esfuerzo y profesionalidad'. Rambla agregó que una persona ni impide ni hace posible la fusión entre dos cajas.
Juan Antonio Gisbert accedió a la dirección general de la CAM en marzo de 1992 después de un largo paréntesis en que ocupó varios cargos en la Administración socialista valenciana. Gisbert fue director general de Economía de la Generalitat entre octubre de 1985 y septiembre de 1987, un cargo al que añadió hasta 1989 el de Política Financiera. A finales de los ochenta se reincorporó a la CAM como secretario general.
Los consejeros del PP se abstuvieron cuando el consejo de la CAM le ratificó en abril de 1992 en el cargo de director general y, tras la victoria popular de 1995, Gisbert es el único dirigente que continuaba en su puesto. El directivo ha prolongado su estancia gracias a su habilidad, pero su actuación el verano pasado en contra de la fusión parece haber sido decisiva en su marcha. Gisbert deja la CAM con unos beneficios hasta el pasado mes de septiembre de 16.723 millones de pesetas.
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