Respuesta
Una puntualización a las 'puntualizaciones' de Garrido García (EL PAÍS, 5-1-01) a mi artículo (Latín, deporte y enseñanza, EL PAÍS, 8-12-00). En las reformas educativas, dice, siempre pierden las mismas materias (economía, tecnología, etcétera) 'en favor de las consideradas clásicas'.
Creo que es exactamente lo contrario: esas materias fueron introducidas a partir de 1970, crecieron en 1990 y las clásicas fueron arrinconadas progresivamente. Siguen arrinconadas. Lógico: si se introducen materias nuevas, de la universidad, formación profesional, bellas artes, etcétera, y además el bachillerato se reduce a dos años, no queda apenas espacio para las materias tradicionales. En la última reforma el latín no se ha tocado: no se ha logrado ni un curso obligatorio para humanidades y ciencias sociales. Sigue habiendo dos años opcionales para muy pocos alumnos: se puede llegar a cualquier facultad sin verlo. El griego opcional, en iguales circunstancias, ha pasado de un curso a dos: con uno se moría, era inútil e insostenible. Ésta es la gran ganancia.
Piense el señor Garrido que en los sesenta, en Letras, había tres cursos obligatorios de latín y tres de griego. Más uno de latín obligatorio para todos los alumnos: en su lugar hay hoy cultura clásica, puramente opcional. Ya ve la ganancia.
En cuanto al fondo de la cuestión, cómo conjugar las humanidades con tantas materias nuevas que han entrado, cada cual puede pensar a su modo. A mí, que fui 15 años catedrático de griego de bachillerato, me parecía más formativo traducir a Homero, como hacíamos y ahora es imposible, que enseñar a alumnos de 15 años a hacer declaraciones de la renta y pedir préstamos hipotecarios, como prefiere mi crítico. ¿Qué renta tienen? ¿Qué pueden hipotecar?-
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.