El presidente adelantó sus planes a Alberto Fernández

En medio de la tormenta provocada por el inminente ascenso de Artur Mas como conseller en cap, el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, tuvo el pasado domingo un gesto insólito: se entrevistó durante dos horas en el Palau de la Generalitat con el presidente del Partido Popular de Cataluña, Alberto Fernández Díaz, a petición de éste, y le adelantó los cambios que pensaba introducir en el Gobierno, según explicaron ayer fuentes del PP.

El gesto de Pujol pone de manifiesto la dependencia que su Gobierno tiene del PP en Cataluña. Nunca antes había adelantado la composición de un futuro gobierno al líder del PP y, además, Pujol ha tratado tradicionalmente a Alberto Fernández con desdén, evitando en lo posible las entrevistas bilaterales y tratando de canalizar su relación con el PP exclusivamente a través de la dirección nacional.

En la reunión, Pujol pidió a Alberto Fernández que el PP no aproveche la situación de crisis de gobierno para apretar las tuercas del Ejecutivo en busca de un mayor reconocimiento de su capacidad de influencia en el Parlament, donde los 12 diputados del PP son imprescindibles para CiU. El líder conservador asumió la petición, pero trasladó al presidente de la Generalitat el deseo de establecer un nuevo marco de relaciones que dé más protagonismo a su formación en cuanto se haya cerrado la crisis.

La cúpula del PP considera que el último año ha sido de 'transición', pero que una vez celebradas las elecciones generales y los respectivos congresos del PP, de Convergència Democràtica (CDC) y de Unió Democràtica (UDC) ha llegado la hora de fijar unas reglas estables más favorables al PP. Los conservadores consideran inadmisible que el Gobierno de CiU sólo haga explícita su colaboración con el PP durante el debate de los presupuestos y reclama un mayor grado de compromiso durante todo el año, aunque la fórumula precisa de este 'nuevo marco de relaciones' que persigue el PP aún no ha sido detallado.

El PP tenía previsto iniciar de inmediato una mayor presión sobre CiU para hacer evidente su malestar, pero tras la petición de Pujol ha aceptado aplazar sus demandas hasta que se haya cerrado definitivamente la crisis de Gobierno.