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Kouchner acusa a los kosovares de pasar de víctimas a opresores

Yolanda Monge

En su mensaje de despedida, retransmitido por la televisión local albanesa y en el que se dio la paradoja de ser doblado al serbio, en la que algunos quisieron ver un reflejo de la desorganización que ha socavado los esfuerzos de la ONU, Kouchner urgió con contundencia a los albanokosovares: 'Sencillo y claro: parad los asesinatos, queridos amigos, parad la violencia'. En opinión de Kouchner, los albaneses de Kosovo ya han minado su reputación ante el mundo y han acabado en gran parte con la simpatía internacional que en un principio desató su causa, al erigirse en ejecutores de la impunidad y la intolerancia practicando la misma limpieza étnica que en su día fue dirigida contra ellos. 'Si la violencia contra las minorías continúa, entonces todos los logros conseguidos se convertirán en nada'.

Pero las urgencias del francés no acabaron ahí. Urgió a su sucesor, el danés Hans Haekkrup, a no perder el tiempo en vericuetos burocráticos y le conminó a convocar elecciones generales cuanto antes. 'Le he dicho que no pierda el tiempo en establecer una administración interina mejor, sino que se emplee a fondo en ayudar a la población de Kosovo a instaurar su propio gobierno', recomendó Kouchner a Haekkrup a través de los medios de comunicación antes de salir de Pristina el pasado sábado. 'No juegues al juego del mandato eterno' de Naciones Unidas en el gobierno de Kosovo, reiteró el francés al danés. 'La cuestión principal son las elecciones generales', le recalcó quien ya era el antiguo administrador de la provincia serbia al recién aterrizado.

Kouchner, de 61 años, ha sido el virtual zar de Kosovo desde su llegada al terreno hace 18 meses, en julio de 1999, apenas un mes después de que las tropas de la OTAN entrasen en la devastada provincia serbia. Al hombre mediático (sus enemigos le acusan de llevar siempre consigo un fotógrafo de prensa) le sustituye ahora un discreto experto militar que prefiere la sombra a los flashes de las cámaras. En tanto que ministro de Salud de Francia, Kouchner ganó sus galones después de haber fundado Médicos Sin Fronteras y conseguir que la ONU consagrase por primera vez en la historia la necesidad del derecho de injerencia humanitaria, del 'libre acceso a las víctimas en caso de situaciones de urgencia', principio ensayado en Kosovo.

Haekkrup, de 55 años, ha tenido una trayectoria totalmente distinta. Ministro de Defensa de su país durante ocho años, el día de su nombramiento, el pasado 8 de diciembre, Haekkrup declaró su deseo de 'contribuir con la comunidad internacional a restaurar la seguridad en la región, restablecer el Estado de derecho y encarrilar a Kosovo en la buena vía'. No son pocos los detractores de Kouchner que ven en el nuevo hombre de la ONU en Pristina el rigor y la firmeza que echaron en falta en el francés.

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Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

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