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Reportaje:

Un teatro y algo más

Un restaurante, un bar, un café teatro y una sala teatral proyectan el Teatreneu de Barcelona a la dimensión de centro de ocio

Pasan unos minutos de las ocho de la tarde, es jueves y ha empezado a llover. Tratando de no mojarse, un grupo de personas, jóvenes en su mayoría, se agolpa frente a la taquilla del barcelonés Teatreneu para adquirir las entradas de uno de los espectáculos de su cartelera. Con las entradas en la mano, algunos deciden entretener la espera hasta el comienzo de la función en el bar del edificio. Se unen a una parroquia amplia, a sus anchas en un local cálido, decorado como un antiguo teatro; de hecho, hay clientes que ni siquiera irán a ver la función. Son habituales de un lugar que ha dejado de ser un mero teatro para convertirse en un auténtico centro de ocio.

En 1998 los responsables de Teatreneu, dirigido por Josep Salvatella, decidieron reformar la pequeña sala teatral situada en la antigua sede de la cooperativa de tejedores a mano, en el barrio de Gràcia, para acondicionarla con una infraestructura adecuada. Las características del edificio y el estado en que se encontraba complicaron la reforma: en lugar de los tres meses proyectados, se empleó más de un año en concluir los trabajos, que a su vez fueron ganando cuerpo por el camino. El resultado fue la creación de un multiespacio dotado de un restaurante, un bar, un café teatro y, como pieza estrella, el teatro propiamente dicho, la Sala Xavier Fàbregas, con un aforo de 372 butacas y un foso wagneriano (situado bajo el escenario). Su construcción estuvo marcada por el empeño en conjugar estética con funcionalidad, y se dedicó un esfuerzo especial a la acústica, trabajada con las técnicas más innovadoras.

Desde su inauguración, a mediados de 1999, el nuevo Teatreneu ha desarrollado una programación ecléctica y heterodoxa, que va desde la música (el café teatro alberga un ciclo de clásica, uno de jazz y otro de músicas del mundo), el cabaret y las lecturas dramatizadas a los espectáculos propiamente teatrales. Pero además de las actividades organizadas directamente desde el teatro, sus instalaciones han servido para fines de lo más variado, desde un mitin de Jordi Pujol y un encuentro de simpatizantes de Ciutadans Pel Canvi a una reunión de especialistas en crecimiento personal y fiestas privadas de cumpleaños. Salvatella admite que el edificio se ha convertido casi en un club social, aglutinador de un público amplio y diverso, aunque reconoce que no todas las propuestas tienen la misma respuesta: algunas son éxitos y otras atraen sólo a una minoría.

Servicio integral

Para el director, la principal virtud de este nuevo Teatreneu consiste precisamente en poder satisfacer una demanda dispar y, como los grandes centros comerciales tan de moda, dar un servicio integral al cliente: antes y después de la función, puede tomarse una copa en el bar o cenar en el restaurante, abiertos ambos hasta las tres de la madrugada, se puede combinar un montaje teatral con un concierto de música exótica o iniciar una tertulia apostado en la barra a propósito del espectáculo visto. 'Hay días en que nuestra oferta incluye cinco actuaciones distintas, entre teatro y música', afirma. Para Salvatella, el límite de la oferta sólo la pone la imaginación, y el mayor reto ante el futuro es hacer del espectador un habitual de su 'mare mágnum de actividades artísticas'.

Podría argumentarse que la cantidad no va siempre de la mano del rigor y la calidad, pero Salvatella afirma trabajar a partir de un principio básico: 'Intentamos tratar al público de forma inteligente'.

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Comedia inteligente

Muchos de los ciclos y actividades que se organizan en Teatreneu tienen coordinadores externos. Hasta el pasado verano, los espectáculos teatrales estaban en manos de una productora privada. Sin embargo, Salvatella no estaba satisfecho de su gestión porque la consideraba 'excesivamente comercial y carente de un esquema definido', y no era ésa la etiqueta que quería para su teatro. El director decidió poner la responsabilidad en manos de Roger Peña, que es el coordinador de la programación teatral. Peña ha apostado por una línea muy clara como seña de identidad de Teatreneu: 'El teatro internacional que responda al tópico de comedia actual e inteligente'. Peña ha encontrado un auténtico filón en espectáculos de estas características, un cierto tipo de comedias, generalmente crueles, corrosivas y de origen británico, que alimentan la cartelera londinense. A este esquema pertenece la obra de Joe Penhall Blau / taronja, uno de los espectáculos actualmente programados por la sala, y también otros montajes previstos, como A la cuina amb l'Elvis, de Lee Hall , que el propio Peña dirigirá el mes próximo.

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