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Doce municipios del Maresme exigen mejoras urgentes en el agua potable

Un total de 12 municipios del la parte alta del Maresme reclaman inversiones para mejorar el agua corriente. Pese a que es totalmente potable, el agua que sale de los grifos tiene un aspecto lamentable: es de color marrón, salada y se observan numerosos sedimentos. La razón es que la cuenca del río Tordera no ha podido asumir el fuerte aumento de población que ha sufrido esta zona en los últimos años: los acuíferos se han secado y el agua del mar penetra cada vez más en ellos.

La única alternativa presentada hasta ahora por la Agencia Catalana del Agua, dependiente de la Generalitat, es construir una planta desalinizadora en Blanes, pero la obra tardará más de dos años. Representantes de 12 municipios se reunieron el pasado miércoles con técnicos del Consell Comarcal del Maresme y de la empresa SOREA, que gestiona el suministro de agua, para buscar alternativas inmediatas.

Los reunidos acordaron ofrecer a la Agencia del Agua varias medidas. Proponen, en primer lugar, la construcción de dos pozos superficiales, con un coste de 50 millones de pesetas, para recoger el agua pluvial y obtener así un caudal aproximado de 200 litros de agua por segundo en diferentes épocas del año. También proponen instalar una planta desalinizadora en la Estación de Tratamiento de Agua Potable del Alt Maresme, una actuación que costaría otros 200 millones, además del coste que requiera la adquisición de los terrenos anexos para la instalación. Otra propuesta es la conexión de los pozos de Malgrat de Mar con el caudal de desecho de la desalinizadora del colector de la empresa Fibracolor, lo que supondría una inversión de 43 millones de pesetas más.

Si la Agencia Catalana del Agua aceptara aplicar estas medidas, la solución al problema no se demoraría. Eladi Torres, gerente del Consell Comarcal del Maresme, explicó que los pozos pluviales, por ejemplo, podrían entrar en funcionamiento el próximo mes de febrero. Las lluvias de las últimas semanas han hecho que los acuíferos, ahora agotados y salinizados, hayan recuperado cierta 'normalidad'. Sin embargo, aunque el agua dulce que ha caído ha tenido una incidencia positiva, la cantidad no será suficiente para cubrir las necesidades del próximo verano.

Los efectos beneficiosos de la lluvia comenzarán a notarse dentro de 15 o 20 días. Pero además de las medidas que adopte la Administración, los responsables municipales advierten de que también la población deberá colaborar, si quieren evitar restricciones. Los ayuntamientos distribuirán en las próximas semanas unos folletos en los que explicarán a la población las causas de la sobreexplotación del acuífero y las conductas que han de observarse para lograr un consumo sostenible del agua.

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