Oferta por un castillo

Los vecinos de Lopera (Jaén) andan estos días haciendo cuentas para ver si son capaces de reunir 100 millones de pesetas, el precio que los dueños del castillo incrustado en pleno centro de la población han puesto a esta fortaleza del siglo XIII. Desde el siglo XIX, el castillo permanece cerrado a cal y canto y son muchos los loperanos que todavía no han conocido el interior de una atalaya de más de 3.000 metros cuadrados levantada por la Orden de Calatrava. El edificio pasa por ser el principal símbolo patrimonial de esta localidad de poco más de 4.000 habitantes asentada casi en la línea divisoria de las provincias de Jaén y Córdoba.

La fortaleza fue adquirida en 1854, tras la Desamortización de Madoz, por Alonso Valenzuela, que fue diputado a Cortes y alcalde de Lopera. Se cree que este terrateniente pagó en aquella época 36.000 reales por hacerse con el castillo en una subasta pública. El inmueble terminó en manos de Alfonso Sotomayor, que utilizó los bajos del castillo y de un edificio contiguo, también de su propiedad, para almacenar las afamadas cosechas de vino de sus viñedos. Teresa Basabe y sus siete hijos, como descendientes más próximos de Sotomayor, son ahora los actuales propietarios, pero su escasa vinculación con Lopera -todos ellos viven fuera- les ha llevado poner en venta el castillo.

En Lopera, los vecinos no se resignan a ser testigos del deterioro progresivo de la fortaleza, cuyos torreones dejan todavía visibles huellas del bombardeo sufrido durante la guerra civil. Han creado una plataforma ciudadana cuyo único fin es la titularidad municipal del castillo, que atesora en su interior una valiosa capilla de estilo gótico. La plataforma la preside el alcalde, Pedro Valenzuela, de Izquierda Unida, quien opta por conceder todo el protagonismo a sus vecinos. 'La única manera de asegurar la propia existencia de esta joya monumental es el cambio de titularidad', asegura Valenzuela, quien admite la impotencia municipal para asumir la compra del castillo, cuyo coste supone la mitad del actual presupuesto del Ayuntamiento. El alcalde lamenta también que, al tratarse de un bien cultural, el castillo está exento del pago de tributos y, por el contrario, al no ser propiedad pública, el acceso a subvenciones es limitado.

Las profesoras Rosa Vara y Nuria Lara critican que el castillo, catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC) en 1993, no pueda ser disfrutado por los vecinos, salvo en las bodas. 'No tienen derecho a vender algo que es patrimonio del pueblo', indica Rosa Vara.

Como buen banquero que fue hasta su jubilación, Benito García, otro de los miembros fundadores de la plataforma vecinal, considera barato el precio puesto al castillo. 'Si me tocara la lotería no me lo pensaría', asegura convencido. Benito recuerda que el castillo fue la sede a mediados de siglo de un cine. También acogió espectáculos que todavía permanecen en la memoria de los más viejos, como la zarzuela Luisa Fernanda.

La creación de una fundación o incluso una suscripción popular son algunas de las alternativas que baraja la plataforma para pagar el precio de la fortaleza.

Centenares de vecinos han suscrito el manifiesto elaborado por la plataforma con ocasión de las jornadas históricas celebradas en la última semana de diciembre y que trajeron hasta Lopera a un puñado de nostálgicos de los castillos.