Accidentes

Hace unos días he vivido muy de cerca la muerte en condiciones verdaderamente dramáticas del hijo de mi mejor amiga, muchacho joven (23 años) con todas las expectativas del mundo por delante, que a las 21.30, volviendo de su trabajo, era cameraman de Tele 5, a consecuencia de un accidente nada espectacular de moto, su cuerpo impactó contra lo que se llaman defensas o quitamiedos existentes en los bordes de muchas carreteras, pero que, en esta ocasión, en vez de proteger sirvió para segar instantáneamente su joven vida, cuando su acompañante sólo tuvo rotura de muñeca.

Me atormenta pensar que cuando la técnica ha alcanzado cotas impensables, que abre la posibilidad a la realización de hazañas que hasta hace pocos años se consideraban inalcanzables, todavía no se hayan realizado los esfuerzos para encontrar unos me

dios de defensa que, siendo eficaces para proteger contra impactos, dejen de ser siegavidas o causa de horrendas mutilaciones cuando lo que impacta contra estas defensas es el cuerpo de un motorista, de un ciclista o de un automovilista catapultado al exterior por la violencia del impacto. La sociedad y sus representantes políticos no debieran permanecer pasivos ni un solo día más. La defensa de la vida humana justifica sobradamente todos los ensayos, estudios e investigaciones que conduzcan a la consecución de unos medios verdaderamente protectores, tanto en caso de impactos de vehículos como de cuerpos. Estoy segura que si se realizan coordinadamente los esfuerzos que este grave problema requiere, se hallarán sin tardanza medios adecuados de protección.-