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El presidente de Ceuta no dimitirá pese a la renuncia de 4 consejeros

'Éste es un goteo perfectamente previsto. Hay que leer las cartas que me han presentado. Tienen la misma estructura, el mismo texto e idéntico tipo de letra. Detrás de todo está Luis Moro, que es el que da las instrucciones', aseveró Sampietro en el transcurso de su primera comparecencia del año, en la que reconoció que tanto el GIL como su Gobierno están atravesando una crisis.

Sampietro afirmó desconocer las razones de las dimisiones: 'Porque no es normal que Ostalé [el último tránsfuga] lleve tres días fuera de Ceuta y hoy [por ayer] presente su baja como diputado del GIL. Se trata de una estrategia muy estudiada para desacreditarnos y hacer pensar que el GIL se desmorona'.

Desde el pasado martes se ha producido una renuncia diaria. El día 2 fue Juan José Rosales, consejero de Administración Pública, el que anunció su marcha. No habían transcurrido 24 horas cuando dimitió el de Participación Ciudadana, Francisco Torres, y ayer hizo lo propio el responsable de Salud, Justo Ostalé. Quien inició la cadena, el 22 de diciembre, fue Jesús Simarro, porque, según él, le boicoteaban desde el interior del Gobierno local.

Los cuatro consejeros han alegado el nulo cumplimiento del programa electoral del GIL y las zancadillas de sus compañeros de Ejecutivo.

Reestructuración

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Sampietro, por su parte, anunció su intención de mantenerse en la presidencia. 'Porque es ahí donde me han puesto los ciudadanos', explicó. Para ello ya ha reestructurado el Gobierno, ascendiendo al marido de la tránsfuga socialista Susana Bermúdez, Francisco Cazalla, a consejero de Participación Ciudadana y creando la Consejería de Patrimonio, que será ocupada por Olga Galiano, viceconsejera del mismo departamento que dependía de la Consejería de Cultura. Galiano era la única diputada del GIL que no tenía departamento propio. El resto de las áreas que eran responsabilidad de los consejeros dimisionarios han sido redistribuidas entre los que quedan.

'Esta crisis nos vendrá bien para limpiar el partido, pero si hubieran tenido dignidad se habrían ido a su casa, no al Grupo Mixto', argumentó Sampietro, que quiso marcar las distancias entre estos casos de transfuguismo y el de Susana Bermúdez, ex diputada del PSOE que dio el voto que faltaba a Sampietro durante la moción de censura que lo alzó a la presidencia de Ceuta. 'Entonces hubo un clamor popular que avalaba ese cambio de voto, porque se acataba la decisión del pueblo para que gobernara el GIL', dijo.

El GIL gobierna ahora con nueve diputados. Según el reglamento de la Asamblea, para presentar una moción de censura la oposición (12 escaños) precisa de trece firmas, por lo que necesitan el aval de la consejera del GIL Aída Piedra, por ser la única de su partido que no firmó la anterior moción de censura que desbancó al PP y permitió el acceso del GIL al poder.

Vista la precariedad de su Gobierno, Sampietro trata de ganar tiempo. Ayer anuló la celebración de los dos próximos plenos.

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