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El PRI lucha a puñetazos por el Gobierno de Tabasco

Juan Jesús Aznárez

El dirigente priísta Arturo Núñez pidió la intervención del presidente de México, Vicente Fox, en el Estado sureño de Tabasco antes de que haya muertos. Muertos no los hay, pero sí intercambio de puñetazos y dos gobernadores interinos en colisión frontal: uno nombrado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), de mayoría en el Congreso local, y otro por el opositor Partido de la Revolución Democrática (PRD), de centro-izquierda. Fox prometió ayer mantenerse 'atento', aunque sin intervenir de momento.

La crisis política desencadenada en Tabasco adquirió mayor gravedad después de que el Tribunal Electoral de México invalidara la victoria del candidato del PRI, Manuel Andrade, en las elecciones del pasado 15 de octubre. Andrade fue avalado por el gobernador saliente, Roberto Madrazo, que aspira a la dirección de un PRI desarbolado y dividido también en Tabasco desde que el 2 de julio perdiera la presidencia de la República, retenida durante 71 años. Una victoria sin paliativos de su protegido hubiera facilitado sus ambiciones. Madrazo, abanderado del sector tradicionalista, viajó a Miami poco después de que Enrique Priego asumiera el cargo.

Interino

El Congreso local designó este domingo como gobernador interino a Priego, un diputado federal próximo al gobernador saliente. La oposición eligió entonces a su propio gobernador: Adán López, también del PRI, ex coordinador de la campaña de Andrade, pero más vinculado que Priego a la oposición y a las exigencias de ésta de convocar nuevas elecciones en breve. El galimatías en el Estado petrolero, que incluye enmiendas de la Constitución local y una interpretación de la legalidad a conveniencia, tiene proyección nacional, al afectar a los tres principales partidos mexicanos, incidir directamente sobre el futuro del PRI y exhibir un problema de gobernabilidad que puede obligar en última instancia a una intervención de la presidencia federal.

El PRD y el conservador Partido Acción Nacional (PAN), al que pertenece Fox, habían impugnado los comicios de octubre argumentando que hubo compra y coacción del voto y uso de fondos públicos a beneficio de Andrade. El candidato del PRD, Raúl Ojeda, perdió por 8.001 votos, según el Instituto Electoral de Tabasco, finalmente desautorizado por el Tribunal Electoral de México. Y de las palabras, a los hechos. Diputados de los tres partidos y parte del público asistente a la sesión donde la oposición nombró a su gobernador chocaron a puñetazos y patadas. El pandemónium fue total. El micrófono de la presidencia fue arrancado de cuajo por un fornido priísta, volaron papeles y sillas, alguien cortó la luz del hemiciclo y los más linces se hartaron de golpear en la oscuridad. El PRD continuó la sesión a la luz de las velas, arrebatadas a zarpazos por los parlamentarios oficialistas más iracundos.

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