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LA CRÓNICA
Columna
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Diario navideño

- Lunes: discuto con Maite, mi novia, porque ella afirma que el bocadillo de patatas fritas está muy bueno. Aduzco que semejante aberración es una bofetada en el rostro de los sagrados principios de la gastronomía. Recuerdo mi estupor, recién llegado a España, al comprobar que los nativos de estas lejanas tierras comían emparedados de tortilla de patatas. ¡Doble ración de hidratos de carbono! ¡Qué horror! En Churrasconia -así es como suelo llamar a Argentina- decíamos 'pan con pan, comida de tontos'. Maite y yo no llegamos a enfadarnos. Coincidimos en que una pareja tiene que discutir un poco, de vez en cuando, para ser normal.

- Martes: la gente pasea a sus perros y yo los juzgo en silencio. Si finalmente me compro una masía en el Empordà tendré un gos d'atura correteando feliz por el prado. Ladrará cuando se acerquen extraños y abonará el terreno con sus desechos orgánicos. Un perro en un apartamento me parece más aberrante que el bocadillo sacrílego de Maite. ¿Cuántos millones de perros viven en las ciudades del mundo? Sus dueños deben de tener razón y yo debo de estar equivocado. Divido a esas personas en dos grupos: los guarros y los juntacacas. Los guarros son los que no recogen los excrementos de sus perritos. No me apetece pertenecer a ninguno de los dos grupos.

Necesito serenarme, necesito meditar, necesito una masía con 'gos d'atura' en el Empordà

- Miércoles: mi manager me envía un regalo de cumpleaños desde Madrid. Tengo que ir a buscarlo a la estación del Norte. Pesa ocho kilos. Menos mal que no fui con la bicicleta. Se trata de un baúl tipo antiguo con tres botellas de buen cava. Mi manager sabe que soy abstemio. Costumbre rara la de los regalos. Si hay ochenta mil corbatas distintas, ¿por qué alguien va a acertar y elegir la que me gusta? ¿No sería más lógico que la eligiera yo? ¿Por qué es de mala educación regalar dinero? ¿Por qué se puede regalar dinero a los niños pero no a los adultos? Una corbata fea se puede usar para alguna otra cosa -estoy hablando de sexo- pero una estatuilla de Marilyn Monroe intentando sujetar su falda plisada no sirve para nada. Sí, los peores regalos son los cinéfilos. Por favor, que nadie me regale un charlot de cerámica.

- Jueves: hasta hace poco los neurólogos suponían que había un número fijo de neuronas; recientemente descubrieron que el cerebro las repone, al menos en cierta medida. Hoy estoy un poco quemadillo. Noto que he perdido la paciencia, se me han agotado las existencias. Vivo en la Rambla de Catalunya con Diagonal y las compras navideñas provocan una sobredosis de coches aparcados sobre la acera, coches que bloquean a otros coches, cuádruple ración de bocinazos, etcétera. Necesito serenarme, necesito meditar, necesito una masía en el Empordà con un gos d'atura correteando feliz por el prado. Que Dios escuche mis plegarias.

- Viernes: la Generalitat ha editado un libro en el que cincuenta personalidades cuentan qué hicieron para dejar de fumar. Confieso que me hubiera gustado estar entre esos cincuenta ciudadanos ejemplares, modelos de catalanidad y new age lifestyle. Pero no. Probablemente no hubiera estado ni aunque hubieran sido cien o doscientos. El resentimiento y la frustración son considerables, pero no tanto como para opacar los luminosos efluvios de mi corazón de oro. Aún siento el deseo de compartir con mis semejantes la sabiduría acumulada al respecto. Dejé de fumar hace cuatro años y medio y soy capaz de pegar unos discursos demoledores que le quitan las ganas de fumar al más recalcitrante y amarillento de los chupópteros. Maite dejó de fumar hace unos meses. La pobre aguantó el chaparrón hasta que un día exclamó: '¡vale, vale, dejaré de fumar, haré lo que sea con tal de que te calles!'. ¿Ven? La cosa funciona.

- Sábado: sigo mosqueado con los regalos. Una vez le regalé a un amigo una estatuilla de porcelana que representaba a una Diana Cazadora con un cervatillo. Era una baratija supercutre que hería la vista como una exposición de lladrós en una sala de exposiciones mallorquina. A mi amigo le encanta la escultura moderna y es un as del bricolaje. El regalo se completaba con un martillo noruego de titanio (o al menos me lo pareció, por el precio) que era el no va más del diseño. Mi amigo entendió el mensaje: puso unos periódicos bajo la estatuillla y la destrozó a martillazos, para regocijo de los invitados a la fiesta de cumpleaños. Quedé como un duque. Incluso ligué con una pava que se me acercó y me dijo: 'muy ingenioso tu regalo'.

- Domingo: muchos dioses nacieron y murieron antes de que el tiempo soñara su rueda de fuego. Desde entonces infinitos calendarios se esculpieron en piedra y se pintaron sobre seda. Nada queda de ellos hoy... ¿A qué viene esto? No, nada, es que me crié en Buenos Aires y cada tanto tengo que soltar un exabrupto seudoborgiano. Lo que quería decir es que todo el año es Navidad en el corazón de un hombre enamorado.

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