Víctor y Juan se quieren
Juvenalia, la feria de la infancia, ha reunido este año, como en ediciones anteriores, a cientos de miles de niños que han recorrido durante 10 días los 30.000 metros cuadrados de exposición. En todo este tiempo se han consumido más de 10.000 cartulinas, 5.000 ceras, 4.000 rotuladores o dos kilómetros de cordel, según los cálculos de los organizadores. Además, se han repartido más de 85.000 golosinas, 8.000 caramelos, 16.000 globos y 7.000 pins, entre otros productos promocionales.Sin embargo, una de las novedades más destacadas de este año la ha puesto la Fundación Triángulo Juventud. Con ella, la homosexualidad ha entrado en esta edición de Juvenalia en forma de tolerancia y respeto. Este colectivo, formado por 50 socios, ha puesto en marcha varias actividades y talleres para que los más jóvenes aprendan a integrar a los gay y lesbianas en la sociedad.
Los talleres se han divido en función de las edades de los niños. Los más pequeños (hasta los ocho años) se han dedicado a pintar un cuadernillo en el que aparecen las figuras de dos parejas de hombres, llamados Víctor y Juan, y de mujeres cogidas de la mano, Eva y Paula. Los que tenían entre nueve y 12 años han podido pintar un corazón en un gran mural. Allí inscribían los nombres de las personas que quieran, bien fueran de hombres o de mujeres. A los mayores de 13 años se les ha entregado un cuadernillo donde aparecían algunos homosexuales famosos que ha habido en la historia. Franz Schubert y Shakespeare se mezclan con Miguel Bosé, Greta Garbo o Alejandro Magno, entre otros. Después recibían una charla de 10 minutos de los monitores de la fundación.
"Nosotros siempre apostamos por la normalización y que los gay puedan integrarse en la sociedad, de modo que se acabe la discriminación que sufrimos", explicaba el secretario de organización de la sección de Juventud de la Fundación Triángulo, José Luis Muñino. "Queremos acabar con el mito de que los homosexuales se visten, hablan o piensan de una manera distinta al resto de las personas". De hecho, se comenta a los jóvenes que sus vecinos, su panadero o su repartidor del butano pueden ser gay. "Algunos se sorprenden cuando les decimos que yo soy homosexual y he estado hasta hace un año en el Ejército", añadía Muñino.
Los jóvenes podían escribir en grandes cartulinas colgadas en la pared de la caseta los lemas que querían sobre la homosexualidad. La mayoría repitió palabras como derechos, igualdad o respeto. Así, se leían frases como "ser gay o lesbiana no significa ser un bicho raro" o "también son personas". Incluso, algunos ofrecieron la reflexión al lector: "¿Dónde está escrito que la pareja la formen un chico y una chica?". La menor cantidad de mensajes insultaba a los homosexuales.
La respuesta de los jóvenes ha sido "muy positiva", según el presidente de la Fundación Triángulo Juventud, Isaac Forcada. Los menores suelen tener "mucho lío" en su cabeza sobre la homosexualidad y algunos han recibido informaciones concretas y muy sencillas sobre el tema. "Es una experiencia muy interesante, porque se esperaban que los gay eran marcianos o seres muy raros y se encuentran conque somos iguales que ellos", explicaba Forcada. Éste es el segundo año que la fundación está en Juvenalia.
Sólo algunos padres han rechazado que sus hijos entren en la caseta de la fundación. Han alegado que tenían mucha prisa y que debían visitar otros pabellones. La mayoría, por el contrario, lo ha visto con buenos ojos. "Lo que también pretendemos es abrir un debate en cada casa, de modo que los padres les expliquen este tema a sus hijos en casa y que lo acepten de una forma natural. No es nada difícil", concluía.
Los profesores, además, han recibido informes y unidades didácticas de la Liga Internacional de Gays y Lesbianas para que traten el tema en las aulas.
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