El aguacero obliga al Canal a liberar parte de sus embalses
Bomberos colapsados
El aguacero de la noche del viernes remata una semana de intesas lluvias en toda la Comunidad con inundaciones en el sur de la región, los bomberos trabajando a todo gas y la mayoría de los embalses más llenos de la cuenta. El Canal de Isabel II abrió ayer el grifo de cuatro pantanos (Atazar, Vado, Pedrezuela y Jarosa). Un desembalse por el que tuvieron que ser prevenidos los municipios situados en las cuencas de los ríos Jarama, Guadalix y Lozoya, según informó ayer Protección Ciudadana, que puntalizó que el volumen vertido no suponía riesgo alguno.Los cálculos indican que el desembalse total ascendió a 89 metros cúbicos de agua por segundo. La situación a las 19.00 era, según fuentes de la Comunidad, la siguiente: el Atazar, que se encuentra al 65% de su capacidad, soltaba al río Lozoya 40 metros cúbicos por segundo; el de Pedrezuela, lleno en un 85%, vertía al Guadalix 12 metros cúbicos por segundo; provenientes del Vado (Guadalajara) llegaban al Jarama 36 metros cúbicos de agua cada segundo, y el embalse de la Jarosa (al 85% de su capacidad) vertía un metro cúbico por segundo al arroyo de la Jarosa, afluente del Jarama.
Los más de 25 municipios cercanos a los márgenes de esos ríos fueron alertados por Protección Ciudadana de los desembalses, que en ningún momento entrañaron riesgos. Se estima que estas operaciones sólo pueden ser arriesgadas cuando se liberan más de 300 metros por segundo en la misma cuenca.
Mientras el Canal aligeraba sus almacenes de agua, los bomberos no daban abasto. El teléfono de emergencias 112 atendió, hasta las 18.00, 300 llamadas relacionadas con el viento y la lluvia, que se tradujeron en 200 intervenciones de los bomberos de la Comunidad. En la capital no fue mucho mejor: los bomberos del Ayuntamiento realizaron 140 trabajos hasta las 19.00. El servicio estuvo "colapsado", según explicó un portavoz a la agencia de noticias Europa Press, con 20 vehículos trabajando a la vez en las horas punta. La caída de árboles, antenas, carteles publicitarios y cornisas a causa del viento fue el problema más recurrente.El aguacero caído la noche del viernes también tuvo consecuencias para el tráfico de la capital. Se registraron 21 accidentes, la mayoría provocados por balsas de agua en las calles. También hubo seis pruebas de alcoholemia positivas.
La región tampoco se libró de la nieve. Protección Ciudadana alertó de la necesidad del uso de cadenas por encima de los 1.000 metros tras conocer el parte del Instituto Nacional de Meteorología, que preveía nevadas por encima de los 1.200 metros de altitud.
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