Un rosario de 'manchas'
Durante la gestión de Luis Vañó, primero como director general y luego como presidente, el desfile de jueces con órdenes de registro que han irrumpido sin recato en la sede madrileña del Aresbank ha sido una peregrinación.Unos rastreaban los 1.700 millones que Luis Roldán consiguió salvar con la ayuda de Francisco Paesa; otros perseguían operaciones de tráfico de armas; la pista de Aída Álvarez y Miguel Molledo, condenados por el caso Filesa, la tapadera que financió al PSOE, también apareció allí; el talón de 50 millones de Seat que recibió Guido Brunner, el embajador alemán ya fallecido, pasó por su caja; y la suspensión de pagos de Huarte, de la que Aresbank era acreedor, atrajo la atención de los peritos. Pero Vañó, igual de frío que Paesa, uno de sus mejores clientes, nunca perdió la calma.
La influencia de Paesa era tal que consiguió colocar a su sobrina Beatriz en el banco cuando el botín de Roldán saltó desde Ginebra hasta el Aresbank.
Los competidores de Vañó arguyen que su agresiva política de captación de fondos le ha pasado factura.
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