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Brindis multicultural

Centenares de inmigrantes celebran una cena de Navidad en Alicante en un ambiente festivo y reivindicativo

Centenares de inmigrantes, entre colombianos, ecuatorianos, senegaleses, rusos, marroquíes y de otras muchas nacionalidades, se reunieron el pasado miércoles bajo un mismo techo y movidos por un mismo anhelo: conseguir los ansiados papeles que significarían dejar de engrosar las listas de irregulares y pasar a ser simples ciudadanos, con los mismos derechos y deberes que el resto de los españoles, señaló el colombiano Fernando Laso. La celebración de la Navidad fue la excusa; el intercambio de temores y dudas ante la entrada en vigor de la nueva Ley de Extranjería, la razón de fondo.La ONG Alicante Acoge brindó el pasado miércoles a los inmigrantes, como cada año, la posibilidad de compartir por espacio de varias horas bailes y actuaciones que, en esta ocasión, se vieron trufadas de multitud de cuestiones lanzadas por los allí presentes sobre la nueva realidad que supondrá para los extranjeros el cambio legislativo. "Sin embargo, pretendemos que olviden durante este festejo sus preocupaciones y disfruten del momento", señaló el director técnico de la organización humanitaria, Carlos Gómez.

Los presentes pudieron degustar muchos de los productos típicos que elaboraron algunos de los inmigrantes, satisfechos de ejercer por unas horas de embajadores de sus países. No faltó el "inconfundible" aroma del café colombiano, el morocho ecuatoriano o el té acompañado de algunos de los postres característicos de los musulmanes como el chepoqkia. La velada fue amenizada con la actuación gratuita de grupos de músicos profesionales argentinos y senegaleses, siempre agradecidos a la labor humanitaria desempeñada por la Fundación Alicante Acoge.

Es reconfortante encontrarte en un espacio donde "todos somos iguales", y a través del cual descubres que "tu experiencia personal no es única, que muchos se encuentran en tu misma situación", apuntó María Aguirre, una ecuatoriana que abandonó su patria y dejó familia en busca de la prosperidad. "Ahora vivo en soledad porque los míos están allí, pero no me encuentro sola", sentenció.

La fiesta coincidió además con el fin del Ramadán, de modo que los marroquíes, colonia que cuenta con un importante número de peticiones de regularización en la provincia de Alicante, allí reunidos inyectaron una mayor dosis de ánimo al festejo. El salón de actos del colegio Jesús y María se convirtió en un escenario multicolor y multirracial donde los inmigrantes dejaron aparcados sus recelos para disfrutar durante unas horas de diversión.

Sin embargo, el fantasma de la nueva ley pululaba en el ambiente. Los niños, instruidos por sus mayores, jugaban a impregnar sus pequeñas manos de pinturas de colores para luego estamparlas en una pancarta que rezaba: Contra la nueva Ley de Extranjería. Mientras, inmersos en un ambiente distendido y agradable, los más mayores intercambiaban sus experiencias desde su llegada a España. Jimena Sarago, una ecuatoriana que reside desde hace diez meses en "la madre patria", afirmó estar encantada con su nueva vida. Busca trabajo como empleada del hogar porque, según dijo, ya le advirtieron sus predecesoras que es el único empleo accesible para las mujeres inmigrantes. "No es lo que más me gusta, pero yo sólo quiero un trabajo que me ayude a quedarme aquí", subrayó Jimena.

Mientras estas conversaciones se sucedían, el director técnico de Alicante Acoge ejercía las funciones de un voluntarioso disc jockey, quien intentaba marcar el orden de las distintas peticiones musicales. Y es que los asistentes al baile no fueron con las manos vacías. Todos querían alardear de su folclore y mostrar sus dotes del baile. El salón de actos del colegio se convirtió por espacio de unas horas en la embajada internacional de los inmigrantes.

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