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Primer traspiés del 'capitalismo popular'

Las familias sufren la dura crisis bursátil de 2000, con unas pérdidas de 2,15 billones en acciones

La Bolsa española vale hoy 6,16 billones de pesetas menos que al comienzo del año. Un dinero que se ha esfumado con la caída del precio de los valores. En el selectivo índice Ibex 35, de sus componentes, sólo 12 han conseguido una ganancia, mientras que el resto soporta pérdidas en muchos casos abultadas.

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Subida desde 1995

La Bolsa española vale hoy 6,16 billones de pesetas menos que al comienzo del año. Un dinero que se ha esfumado con la caída del precio de los valores. En el selectivo índice Ibex 35, de sus componentes, sólo 12 han conseguido una ganancia, mientras que el resto soporta pérdidas en muchos casos abultadas. Prácticamente todos los grupos se ven salpicados por el signo negativo. Bancos, eléctricas, telecomunicaciones y, cómo no, los valores de la llamada nueva economía, que, tras un primer trimestre brillante, no han hecho otra cosa que caer.De esta pérdida de valor bursátil, a las familias les corresponden 2,15 billones de pesetas, ya que ellas son las propietarias de aproximadamente el 35% de las acciones que se negocian en el mercado. Un dinero que se ha dejado de ganar, y que estaba ahí latente a principio del año, y que en gran parte se había generado en los anteriores ejercicios de bonanza del mercado.

El peso tecnológico

Un capitalismo popular en el que muchos han buscado el complemento del sueldo anual, o un dinerillo con el que cambiar de coche o pasar unas vacaciones inolvidables. Quién no conoce a un familiar, amigo o él mismo que se ha visto atraído por las fuertes ganancias que ha registrado la Bolsa en los últimos años. El año 2000, sin embargo, ha frustado esta posibilidad, en una Bolsa que llevaba desde 1995 subiendo de forma ininterrumpida.

Éste es un fenómeno novedoso en el mercado español, por cuanto la Bolsa, hasta finales de la década de los ochenta, no había conseguido este calado social. Según datos de la Bolsa de Madrid, cerca de 8 millones de españoles tienen intereses en la renta variable y, por tanto, no son ajenos a sus subidas y descensos como el actual.

El arraigo de la inversión bursátil entre amplias capas de la población española tiene un lustro de existencia. Desde el año 1995, los tipos de interés han tenido -hasta este ejercicio- una tendencia claramente a la baja que obligaba a los ahorradores a asumir los riesgos que supone recurrir a la compra de acciones. La cuenta corriente, el depósito bancario o las populares letras del Tesoro apenas rentaban nada y el dinero se veía forzado a buscar alternativas, y nada mejor que la Bolsa para sacar partido a ese capital.Asimismo ha sido decisivo el proceso de privatizaciones de empresas públicas y de salida de nuevos valores a Bolsa, que ha colocado al mercado de acciones en una continua oferta, donde se ha buscado a los inversores particulares como los principales aliados. En estos cinco últimos ejercicios, el Estado ha vendido todas sus participaciones en las empresas públicas ya cotizadas -con la salvedad de la compañía papelera Ence- y ha sido el invesor particular el que ha venido a sustituir en gran medida al Estado como propietario.

A estas privatizaciones de compañías tan grandes como Repsol, Endesa, Tabacalera o Telefónica hay que añadir la salida de nuevos valores al mercado. Más de 50 sociedades han acudido en los últimos cinco años a financiarse a la Bolsa, solicitando para ello el ahorro de los ciudadanos. Todos estos fenómenos son los que llevan a que esta crisis de la Bolsa tenga en el caso de España unas connotaciones especiales.

La implicación de los mercados en las finanzas familiares es tal que los analistas se preguntan cómo puede afectar una crisis bursátil al conjunto de la economía. Una pregunta que tiene su sentido por la estrecha relación entre el ahorro y grandes capas de población en el mundo desarrollado.

Blas Calzada, director del servicio de estudios de la Bolsa de Madrid, explica los efectos que puede tener una caída del mercado sobre el conjunto de la economía: "El concepto del efecto pérdida de riqueza es muy utilizado cuando se producen crisis en los mercados, pero es muy difícilmente medible. Nadie lo ha conseguido evaluar. Con la experiencia de otras caídas en los mercados, lo cierto es que nunca ha afectado al consumo de forma directa. El ahorrador lo que suele hacer es ahorrar más, pero no deja de consumir de forma drástica", advierte el experto.

Así, pese a la implicación de muchas familias en la Bolsa, la pérdida de este año no parece preocupante en el sentido de que pueda afectar a otras parcelas de la economía.

"La situación sería más complicada si la caída de la Bolsa viniera acompañada de una subida de los tipos de interés, pero está ocurriendo todo lo contrario: los tipos están bajando. Los inversores trasvasan dinero desde la Bolsa hacia la renta fija y provocan ese descenso en los tipos. Había muchas ganancias acumuladas y se está produciendo ese trasvase. Algo muy normal, porque el inversor tiene ahora miedo de perder todo lo ganado en estos años", añade Blas Calzada.

Cierto es que en estas pérdidas del mercado no se ha producido ninguna declaración ni intervención pública para buscar una mejora en las cotizaciones, como sí ha ocurrido en otros momentos de pánico bajista.

También existen otros matices sobre este descenso que ha llevado en el año a perder el 13,28% al índice de la Bolsa de Madrid y nada menos que el 22,17% al Ibex 35, con datos del cierre del pasado viernes. Las mayores caídas se han producido en los valores de la nueva tecnología. Estos valores no son los más numerosos de la Bolsa, ni siquiera los que más valor tienen.Tal y como apuntan expertos del mercado bursátil, los porcentajes de capital en circulación de las empresas tecnológicas es más bien bajo y la única excepción de un gran valor tecnológico que ha calado entre los inversores particulares es Terra. Un valor que este mismo año rozaba los 157 euros de valor y que el pasado viernes lograba volver a los 12 euros en su cotización tras la fuerte caída del pasado jueves que le llevó al mismo nivel que en su colocación en noviembre del pasado año.

Aunque son muy llamativas las oscilaciones de los valores tecnológicos, podría calificarse su evolución como poco representativa del ahorro de los españoles, más centrado en títulos de mayor solidez en su evolución. Tal vez, por su abultado número de accionistas y su gran calado, la pérdida de un 28% en el valor de Telefónica sí tenga una repercusión más clara en los bolsillos de sus accionistas. Pero no hay que olvidar que esta misma compañía ha triplicado su valor en los últimos años.

De igual forma, los fondos de inversión que colocan su dinero en acciones, y en los que también están metidos buena parte de los ahorros de los españoles, han registrado abultadas bajas, incluso mayores que las del propio mercado.

Con datos del pasado jueves, los fondos de acciones españolas habían perdido de media un 14,3% de su patrimonio, que se situaba en el 6,43% en el caso de los fondos que colocan el dinero en los mercados europeos. Y es que la Bolsa española está cayendo más que las europeas por ese gran peso que tiene el sector de las telecomunicaciones en la configuración de los índices.

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