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Pla, entre lo urgente y lo prioritario

La política valenciana, de unos meses a esta parte, oscila entre la escasa musculatura de un gobierno que, cada vez más, echa en falta el dinamismo de su presidente, ocupado en Dios sabe qué cuestiones, y el absentismo del secretario general del PSPV-PSOE del que se sabe que fue elegido a finales del mes de septiembre y poco más. Esta atonía resulta especialmente grave en el principal partido de la oposición, incapaz de aprovechar la notable ausencia de iniciativas del Consell para generar alternativas propias. El debate de política general, celebrado a los pocos días del congreso de los socialistas valencianos, constató la capacidad del PSPV para efectuar un diagnóstico certero al señalar aquellos aspectos que, en palabras de Joaquim Puig, constituían la "agenda vieja" de Eduardo Zaplana. A la evaluación, sin embargo, no siguió el tratamiento adecuado. La agenda, pues, sigue abierta y los socialistas no encuentran la manera de cerrarla.Buena parte de la responsabilidad de la actual parálisis política recae en el secretario general del PSPV. Joan Ignasi Pla ha dedicado la mayor parte de su tiempo a lo urgente y ha olvidado lo prioritario. Tal vez escarmentado por lo que le sucedió a su antecesor en el cargo, Joan Romero, Pla ha pretendido garantizarse una cómoda mayoría en el comité nacional de su partido y para ello no ha dudado en intervenir, directa o indirectamente, en los congresos comarcales. El resultado de semejante actividad ha sido la magnificación de todos y cada uno de sus presuntos fracasos y la trivialización de sus supuestos éxitos. De tal suerte que la imagen que queda tras este carrusel orgánico es muy similar, por no decir idéntica, a la existente antes del congreso de Alicante: un partido dividido y un líder en precario que tiene que recurrir a alianzas internas espúreas para mantener una apariencia de solidez.

La obsesión de Pla y de su equipo por conseguir esa mayoría estable en el comité nacional y evitar así una reedición de la etapa Romero no ha tenido en cuenta que los tiempos actuales nada tienen que ver con aquellos. El PSOE, con Rodríguez Zapatero, dispone de una dirección sólida y estable que, pese a su bisoñez, no está dispuesta a consentir algaradas periféricas; menos aún, en una federación tan importante como la valenciana. Esta tranquilidad interna debería haber sido aprovechada por el secretario general del PSPV para centrar su actividad en cuestiones prioritarias, que pasan por el cierre de la "agenda vieja" de Zaplana y la formulación de alternativas políticas novedosas frente a la parálisis gubernamental.

Joan Ignasi Pla, durante el tiempo que lleva al frente del PSPV, se ha olvidado de hacer política de futuro para apostar por lo inmediato. Un error que ha favorecido todo tipo de especulaciones -algunas ciertamente delirantes- y de interpretaciones. Su falta de definición y de centralidad política posibilitan que anécdotas como unas declaraciones suyas, en las que se limitaba a constatar una serie de obviedades sobre Eduardo Zaplana, acaben siendo utilizadas como arma arrojadiza de consumo interno para debilitar su posición. El vacío estratégico que deja es ocupado por barones tribales de su propio partido, consumados especialistas en aprovechar los errores ajenos, antes que en aportar ideas propias.

Al secretario general de los socialistas valencianos le quedan aún muchos deberes por hacer; pero no sería justo, como se ha hecho por no pocos columnistas y algunos que dicen ser compañeros suyos, enviarlo a galeras o al destierro por no plegarse a según qué exigencias o lapidarlo en la plaza pública por los errores que haya podido cometer. Porque si bien es verdad que en estos meses ha antepuesto lo urgente a lo prioritario, no es menos cierto que lleva poco tiempo al frente de una nave que tiene más vías de agua que el Titanic y una tripulación que aprovecha el menor signo de flaqueza para amotinarse con una facilidad pasmosa.

Ahora que han concluido todos los congresos comarcales y que ya no existe necesidad alguna de pisar más charcos que los estrictamente necesarios, Joan Ignasi Pla y su equipo deberían apostar por la política con mayúsculas, presentar sus alternativas a una sociedad que comienza a percibir algunos síntomas de agotamiento en el PP y aprovechar que empieza a soplar una breve brisa de poniente. De cómo sepa manejar el timón va a depender su suerte y la de su partido.

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