Un Gobierno y dos Cámaras
Poco después de Niza, los Quince empezaron, finalmente, a hacer un diseño institucional para la nueva Unión. El Consejo de Ministros se llama ahora, simplemente, el Consejo de la UE (Senado sonaba demasiado federalista, y además es una Cámara de Gobiernos, no de Estados). Los representantes nacionales, uno por Estado, se sientan no ya en torno a una mesa, sino en un hemiciclo, dirigidos por un presidente nombrado para cuatro años por los jefes de Estado y de Gobierno. El Consejo está compuesto no ya por embajadores, sino por ministros de alto rango -un vicepresidente en el caso español- que viven en Bruselas y viajan a sus capitales para asistir los jueves a sus Consejos de Ministros nacionales. La preparación previa de los debates (públicos) se ha aligerado mucho a través del Intranet del Consejo, en los que los expertos van limando las diferencias, y hay reuniones sectoriales con los ministros del ramo. Pero las decisones finales siempre van al plenario, donde se vota por mayoría -a veces simple, otras cualificada- de Estados y poblaciones representadas. La revolución tecnológica se ha asentado y ha permitido superar la batalla de las lenguas, que unos años atrás estuvo a punto de paralizar la UE, cuando todos, salvo Francia (como vaticinó Charles Grant, director del Center for European Reform, -UE 2010: una visión optimista del futuro-) aceptaron adoptar el inglés como lengua de trabajo. Lo que Grant no previó es que la batalla se desvaneció con los enormes progresos realizados por Microsoft-ware y otros en materia de traducción e interpretación automatizada. Sin estos programas, la Europa de 26, o de 36, no sería posible, como la de los Doce no se podría haber hecho sin el fax.
El Parlamento Europeo colegisla con el Consejo. Finalmente, en la reforma de 2007 ha conseguido tener una única sede, en Bruselas. La Eurocámara sigue sin interesar a la ciudadanía. En las últimas elecciones, la participación fue inferior al 30%. Actualmente, en la Conferencia del Tratado se estudia seriamente la propuesta (que ya sugiriera Grant) de suprimir la celebración de elecciones europeas, para que cada Estado elija sus eurorrepresentantes junto a sus diputados en las elecciones nacionales. Pero son varios los que prefieren seguir con el esquema habitual, sólo que potenciando el doble mandato de algunos parlamentarios. La idea de una tercera Cámara de delegados de Parlamentos nacionales no ha prosperado.
Mr. Pesc está ahora a caballo entre el Consejo y la Comisión, en la que es vicepresidente, junto con una figura parecida para los asuntos económicos y monetarios, Mr. Euro, cargo que ocupa el británico Gordon Brown, el ex canciller del Exchequer del Gabinete de Blair, ahora, recuerda Grant, sir Tony Blair, que aspira a suceder a Guigou al frente del Gobierno europeo. El presidente y los dos vicepresidentes son nombrados por el Consejo Europeo y ratificados por el Parlamento, y el titular de la Comisión nombra a los comisarios, que se reducirán a 12 a partir de 2011.
La presidencia rotatoria del Consejo ha sido abolida. Pero se mantienen el Consejo Europeo de jefes de Estado y de Gobierno, órgano que marca las líneas de la PESC y que, en la reforma que se prepara, puede recibir una nueva e importante competencia: la de convocar referendos europeos.
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