Anorexia intelectual

ETA ha vuelto a matar. Apenas hace un mes asesinaron a Ernest Lluch. Ahora los asesinos se han cebado en un pequeño empresario de fontanería al día siguiente de que el Gobierno cerrara un pacto con el PSOE titulado Acuerdo por las libertades y contra el terrorismo. Consenso que luego se escenificó como un acuerdo entre el PP y el PSOE que rubricaron los secretarios generales respectivos -Arenas y Rodríguez Zapatero- bajo la mirada del presidente del Gobierno, señor Aznar, que para solemnizar el evento puso su firma al final. Muy bien. Si el Gobierno y el primer partido de la oposición acuerdan lo que sea, están en su pleno derecho. Lo que no es de recibo, en términos democráticos, es que el Gobierno y el PSOE pretendan que el resto de partidos que también gozan de representación popular, y a los que no se les ha invitado a participar en la formulación del acuerdo, firmen sin rechistar y acepten todo lo que en el citado compromiso se dice. Los partidos no invitados a la elaboración del documento y a participar con su redacción, se negaron. Gobierno y PSOE decidieron un acuerdo para luchar contra el terrorismo y a favor de las libertades. Nada que objetar. Es su acuerdo. Pero ¿por qué tiene que ser aceptado a ciegas y sin rechistar por el resto de fuerzas democráticas sin haber requerido, previamente, su opinión?Luego tenemos que, desgraciadamente, al día siguiente de la firma del pacto Gobierno-PSOE, ETA asesina una vez más. Y es a partir de esta deplorable circunstancia cuando se organiza todo el acoso político-mediático contra los partidos que no quisieron firmar el pacto Gobierno-PSOE. El viernes, al final del Consejo de Ministrosr, el portavoz Cabanillas le "exige a CiU que no sea insolidaria". CiU, como es sabido, se opuso al acuerdo del gobierno y los socialistas con fundadas razones. A partir de entonces, la tropa mediática que apoya al Gobierno comienza su desvarío. Ya ha encontrado donde descargar su impotencia (o su cobardía) para afrontar de verdad el problema terrorista. Caña a CiU y, sobre todo a Pujol. "¿Cuántos muertos necesita Pujol para dejar de respaldar a Xabier Arzallus y al PNV?", se pregunta monseñor Losantos. La respuesta que cabría hacer a esta pregunta es la siguiente: "¿Cuántos muertos necesita Aznar para hablar con el PNV y el nacionalismo vasco democrático para encontrar las vías de solución al terrorismo? Pero claro, decir esto sería tanto como ponerte del lado de los terroristas (Javier Ortiz apunta en El Mundo algo en ese sentido).

Éste es el mensaje que unos y otros lanzan a la ciudadanía. La anorexia intelectual a la que han llegado algunos políticos y periodistas, por estos pagos madrileños resulta delirante. Un ejemplo. Martín Prieto, pluma ilustre y sesudo pensador, decía ayer en El Mundo: "Si Arzalluz y Egibar quieren dialogar sobre la independencia, que llamen a Gemma Nierga y se sienten con ella". Muy divertido. Pero, ¿qué consejo le dan estos ilustres pensadores y filósofos al Gobierno para que acabe con el terrorismo? Ninguno. Éstos, con hacer sus "gracietas" y dar rienda suelta a sus fobias, les va bien. ¡Y si encima les pagan! Y es que no saben qué decir. O tal vez sea que lo que saben y piensan no se atreven a decirlo. Porque, a lo peor, no les pagarían por decir lo que de verdad piensan. Porque tontos no son. Pero... primum vivere

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