La policía protege con una carpa el lugar donde fueron hallados los huesos del pequeño Jonathan

Una lona rayada, de color blanco y verde, cubre el misterio de la muerte de Jonathan Vega Barrull. La policía levantó el pasado miércoles una carpa en el pinar de Quintana, en San Fernando de Henares, donde fueron hallados el 21 de noviembre pasado los restos óseos del pequeño de tres años, que llevaba desaparecido desde el 27 de mayo. El toldo impedirá que la lluvia empape aún más el terreno, ya convertido en un barrizal, en el que los agentes del Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Madrid trabajan con dificultad. Los agentes analizan en el laboratorio los huesos hallados hasta ahora porque creen que puedan aportar pistas sobre la muerte del niño. Pero buscan más restos que pudieran dar más luz al caso. Por ahora, los investigadores no descartan ninguna de las posibilidades: que se trate de un homicidio o que el niño se perdiera cuando intentaba volver a casa solo y muriera accidentalmente.

Jonathan Vega Barrull, Yony era un niño rubio de ojos azules que tenía sólo dos años cuando desapareció, el 27 de mayo, de un centro comercial de San Fernando de Henares. Una tía suya le llevó al establecimiento para hacerle unas fotos con otros primos. La cámara del local le grabó saliendo solo por una puerta automática. Nunca más se le volvió a ver con vida.

Hace menos de un mes, un camionero encontró unos huesos y sus ropas -un peto azul y unas zapatillas con el dibujo del canario Piolín-, en el pinar de Quintana, apenas a 800 metros de la infravivienda del poblado de Las Castellanas en la que vivía con su madre y sus dos hermanos, Adolfo, de cinco años, y Carmen, de dos.

Su madre, Rosa Barrull; su abuela, Inmaculada Carbonell, y sus hermanos se han mudado a un piso "muy modesto" de Torrejón de Ardoz, según explicó ayer Nieves, una cuñada de Rosa. "No aguantan más aquí porque aquí perdieron al Yony... y al padre del Yony en un accidente de coche", concluyó.