El Parlamento se amplía a 732 diputados para contentar a Alemania
Los Quince acabaron sus diferencias sobre el tamaño del Parlamento Europeo ampliando de 700 a 732 el número máximo de escaños cuando la UE esté compuesta de 27 Estados. Más dificultades persistían anoche para aplicar la mayoría cualificada a políticas sensibles, como fiscalidad, cohesión, asilo e inmigración, comercio exterior, seguridad social y disposiciones sociales. La defensa y lo militar han quedado excluidos de las cooperaciones reforzadas.
La presión alemana ha obligado a romper el límite de 700 diputados fijado para el Europarlamento del futuro. Ésa ha sido la única manera de lograr encajar la aspiración alemana de tener al menos 99 diputados y no recortar de forma escandalosa los escaños de los restantes Estados miembros para hacer sitio a los que corresponderán a los futuros socios de la Unión.Con el reparto acordado ayer se atribuyeron los 732 escaños posibles. Alemania tendrá 99 y le seguirán en importancia el Reino Unido, Francia e Italia (todos ellos con 72), España y Polonia (50), Rumania (33), Holanda (25), Grecia, Bélgica y Portugal (22), República Checa y Hungría (20), Suecia (18), Bulgaria y Austria (17), Eslovaquia, Dinamarca y Finlandia (13), Irlanda y Lituania (12), Letonia (8), Eslovenia (7), Estonia, Chipre y Luxemburgo (6) y Malta (5).
El predominio alemán le permitirá no sólo tener más influencia en las votaciones plenarias, sino controlar aún más que ahora las comisiones parlamentarias. La disgregación en varios grupos de las delegaciones francesa e italiana y el euroescepticismo de los conservadores británicos favorecen también el dominio del Parlamento por los alemanes en un momento en el que la Cámara tiene ya un gran poder al poder vetar las decisiones sometidas al llamado procedimiento de codecisión, que en general coinciden con las que han sido adoptadas por mayoría cualificada, y no por unanimidad.
Precisamente la obstinación de la presidencia francesa en que la desaparición del veto vaya aparejada a la aplicación del proceso de codecisión y la ratificación de las decisiones por el Parlamento eran anoche uno de los impedimentos que ponía España para eliminar el veto en la política de la cohesión. El Gobierno quería también garantías de que el veto se mantendrá hasta que se haya acabado de negociar el paquete financiero para el periodo 2007-2013 y sus correspondientes reglamentos en materia de fondos estructurales.
En otros capítulos seguía habiendo dificultades enormes para acabar con el veto en fiscalidad. En materia de coordinación de los regímenes de la seguridad social se mantendrá la unanimidad en la ampliación del campo de aplicación de toda reglamentación comunitaria relativa a esa materia y se eliminará en lo relativo a la libre circulación de personas.
En cuanto a disposiciones sociales, sólo parecía posible un acuerdo en protección de la seguridad y la salud de los trabajadores, las condiciones de trabajo, información y consulta de los trabajadores e integración de personas excluidas del mercado. Seguirá la unanimidad en la financiación de los sistemas sociales, cogestión y representación y defensa colectiva de los intereses de los trabajadores.
En comercio exterior no parecía haber avances sobre lo pactado la víspera y Francia insistía en excluir de la mayoría cualificada todo lo que pueda afectar a la identidad cultural europea. En asilo e inmigración, las negociaciones eran intensas y España mantenía sus reservas en lo que afectaba a Gibraltar.
En cooperaciones reforzadas, el mecanismo que debe permitir a un grupo de países avanzar más que los demás, la defensa ha quedado totalmente excluida, aunque se mantiene la posibilidad de que haya cooperaciones en materia de industria militar.
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