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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Incidente en El Escorial

Escuetamente el hecho es el siguiente: el pasado día 10 de noviembre, un vecino de San Lorenzo de El Escorial, de 66 años, para entrar en el garaje de su domicilio a las doce de la noche, circula en dirección prohibida por una calle, no transitada, un recorrido de unos 30 metros.Estando ya con su vehículo aparcado en su propio garaje, un agente municipal, previo bloqueo de dicha puerta, penetra en el recinto y requiere la documentación al vecino. Éste, ante la estupefacción de encontrar al agente dentro de su casa, requiere explicaciones que justifiquen esta demanda.

La respuesta del policía municipal se resuelve con la amenaza de ponerle unas esposas y conducirle a un calabozo. En ningún momento se niega el agredido a reconocer la infracción y aceptar una multa de tráfico.

La amenaza se cumple. Ante la natural resistencia del vecino, el agente (de unos 30 años) requiere la ayuda del otro agente (de unos 30 años) y entre los dos le arrastran hasta el jeep municipal. Acompañado por un vocabulario insultante en grado máximo, que no es necesario transcribir, le conducen al mencionado calabozo.

Una vez en los calabozos municipales, y tras las insistentes peticiones del lesionado con una crisis de opresión torácica y disnea, le trasladan al Hospital de Guadarrama, donde se le aprecian contusiones múltiples y una crisis hipertensiva que requieren hospitalización de 12 horas, aproximadamente, manteniendo unos posteriores y necesarios controles médicos.

La vía judicial, como en cualquier país democrático, ya está en marcha. Pero mis preguntas, que quizá pudieran tener respuesta en la inquietud de un profesional del periodismo, son las siguientes:

Primera. ¿Las atribuciones de la Policía Municipal para sancionar una infracción de tráfico pueden llegar a la posibilidad de agredir física y moralmente al infractor?

Segunda. ¿Cuál es la preparación que reciben los componentes de ese cuerpo municipal cuando determinados de sus elementos no respetan la dignidad?

Tercera. ¿Qué controles punitivos de las faltas de este tipo y del comportamiento profesional se realizan en este cuerpo?

Cuarta. ¿Bajo qué jerarquía se encuentran? ¿La de los alcaldes? ¿Una propia?

Quinta. ¿Cómo individuos que no controlan sus propias reacciones son elegidos para desempeñar una función pública que, teóricamente al menos, está fundamentada en la protección del ciudadano?

Evidente y afortunadamente, ésta no es la tónica general de las policías municipales, que realizan una función no sólo necesaria, sino deseable. Pero sería muy conveniente extremar y mantener su selección para evitar que desgraciados incidentes como el que se relata puedan volver a repetirse, atentando contra la seguridad de los vecinos de San Lorenzo de El Escorial y sus visitantes.-

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