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Entrevista:FRANCESC JIMÉNEZ - DIRECTOR DE PRISIONES DE LA GENERALITAT

"La seguridad en las cárceles no pasa por endurecer el trato al preso"

Francesc Jiménez Gusí (Barcelona, 1959) ha cumplido un año al frente de la dirección general de Servicios Penitenciarios de la Generalitat, probablemente uno de los cargos públicos más delicados y difíciles. Su antecesor, Ignasi García Clavel, le dejó el listón muy alto y prueba de ello es que su gestión al frente de las prisiones catalanas fue elogiada desde sectores muy diversos cuando fue obligado a dejar el cargo tras casi 10 años.Pregunta. ¿Se considera heredero de la gestión de García Clavel?

Respuesta. Me considero heredero de la política penitenciaria que se ha llevado a cabo en Cataluña en los últimos 15 años, si heredero quiere decir creer y defender un modelo penitenciario basado en la reinserción y en la rehabilitación. Lo que tenemos ahora es gracias a García Clavel, pero también a Xavier Hernández, su antecesor.

P. Al margen de continuar la tarea iniciada, ¿qué objetivos se ha marcado?

R. Uno es humanizar la prisión, aceptando la realidad de que una medida de privación de libertad inhabilita a las personas y no es buena para nadie, pero se trata de lograr que esta inhabilitación sea mínima. El otro, que sólo esté en la cárcel la persona que requiera estarlo, de acuerdo con todas las posibilidades que ofrece el actual marco legal.

P. El vigente Código Penal ha sido muy criticado por algunos sectores porque elimina las redenciones de pena para los presos.

R. Con el antiguo Código Penal se producía una burla del sistema, porque una persona condenada a 10 años, con redenciones ordinarias y extraordinarias pasaba poco más de cinco años en la cárcel. Frente a esto, se optó por un Código que prevé el cumplimiento íntegro de penas, y la eliminación de las redenciones. Pero, paralelamente, el reglamento penitenciario recoge muchas formas de cumplir la pena y lo que pretendemos es explotar y profundizar en estas formas. Y eso pasa por favorecer los permisos y el régimen abierto. Lo que no podemos es buscar subterfugios para volver a la situación anterior. Reconozco que en el antiguo Código Penal el estímulo para el preso estaba muy cerca porque por cada dos días de cumplimiento de condena se redimía uno. Ahora ese estímulo no existe y el nivel de motivación en el preso ha disminuido. Estamos trabajando con los jueces de vigilancia penitenciaria para que acepten que un preso que ha tenido una conducta buena durante seis meses o un año, pueda obtener algún beneficio inmediato, y no tenga que esperar a que haya cumplido las tres cuartas partes para obtener la libertad condicional.

P. En los últimos meses se han producido en las cárceles de Cataluña diversos incidentes, algunos de ellos muy graves, como la muerte de varios reclusos o agresiones violentas a funcionarios. ¿Tiene eso algo que ver con la falta de motivación para los reclusos derivada del Código Penal?

R. El análisis individual de los incidentes que ha habido no responde a un patrón genérico de desesperanza entre los presos. Globalmente, además, durante los nueve primeros meses ha disminuido el número de incidentes respecto al año pasado. Hay alteraciones más sonadas y que resultan muy lamentables, como el intento de agresión a una educadora o a un auxiliar de clínica. Una de esas muertes se produjo en la cárcel de la Trinitat a causa de unas zapatillas deportivas y otra porque a un preso se le había denegado un permiso. Nada de eso tiene que ver con el Código Penal. También es cierto que desde hace un tiempo cada incidente trasciende a los medios de comunicación y esto responde a una estrategia de algunos sindicatos. Ahora casi todos los sindicatos piden un cambio de política penitenciaria, un modelo más coercitivo, sin contacto entre funcionarios e internos y que se les dote de más medios de defensa personal. Por esa política no vamos a entrar, porque la seguridad de una prisión no depende del número de funcionarios de vigilancia, sino de los programas de tratamiento, de rehabilitación, de ocupación laboral y de que el preso tenga actividades que hacer. Éste es el modelo por el que hemos optado, porque además lo dice la Constitución. La finalidad de la cárcel no es que los funcionarios se sientan seguros, que se deben de sentir, sino la reinserción del preso. Por tanto, la seguridad ha de ser un instrumento para conseguir otros objetivos.

P. Pero las personas que aplican ese modelo que pretende la Generalitat son los funcionarios y si no colaboran ....

R. Mire, en las cárceles francesas, por ejemplo, hay una placa en la entrada que recuerda a todos los funcionarios muertos en acto de servicio. Y eso es lo que no queremos tener en Cataluña. Cuánto más separas funcionarios e internos, peor. Aquí optamos por un modelo en el que quizá si hay más pequeños incidentes cotidianos pero ni llegan al nivel de violencia de otros países ni la cantidad de los incidentes violentos es la nuestra. Es un modelo que implica un compromiso por parte de las plantillas, más vocación y más formación. Hace falta formar a los funcionarios, también en medidas de autodefensa, pero no sólo en eso, sino en la relación interpersonal con el preso. Es posible que hayamos de persuadir a las plantillas de que éste es el modelo.

P. ¿Esa persuasión pasa por aumentar la sensación de seguridad de los funcionarios?

R. Cuando hace unas semanas fue agredida una funcionaria, hablamos con los sindicatos de sistemas de seguridad y pusimos pulsadores en todas las dependencias de las cárceles. Cuando un funcionario se siente seguro hace de funcionario.

P. Pero esa seguridad también corre el riesgo de derivar en una sensación de impunidad en el uso de la fuerza. Su antecesor fue inflexible ante cualquier exceso. ¿Seguirá usted en esa línea?

R. Yo creo que mi antecesor no tuvo enfrentamientos con los sindicatos a los 12 meses de estar en el cargo, sino más tarde, porque 10 años han dado para mucho. Al cabo de cuatro días de llegar yo hubo un sindicato de funcionarios que reclamó aerosoles para repeler las posibles agresiones de los presos. Y ya les dije entonces que la seguridad de las cárceles no pasa por los aerosoles. Ni la política penitenciaria pasa por endurecer el sistema.

P. Al hilo de eso, ¿comparte usted la opinión del presidente del Gobierno de que un terrorista es un terrorista, aunque tenga 14 o 15 años?

R. Un joven de 14 años que delinque es un joven, no un terrorista. Lo que propone el Gobierno rompe con la lógica interna de la Ley del Menor, porque alarga excesivamente las penas. Yo he sido durante años director de un centro de menores y sé que lo que no se pueda lograr en cinco años en términos educativos y de rehabilitación es muy difícil logralo después. Por eso me parece incoherente la reforma.

P. Si finalmente se aprueba la ley en esos términos, la Generalitat deberá aplicarla, a pesar de que tiene competencias exclusivas en el tema penitenciario de menores.

R. Pensamos que con esa reforma de la ley el Gobierno central invade nuestras competencias y yo confío en que se modifique finalmente el proyecto, porque no estamos a favor y porque, además, se producirá un conflicto de competencias.

Carles Ribas

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