El psicoanalista de Woody Allen
Distintas iniciativas ponen de relieve la obra del cineasta y crítico gaditano Gabriel Blanco
¿De dónde sale la fantasía de autocastigo y mutilación de Johnny cogió su fusil? ¿Se puede hablar de regresión prenatal en el cine de Charles Chaplin?, ¿Hasta dónde llega el voyeurismo en la película Cría cuervos? Éstas y muchas preguntas sobre determinados directores -Federico Fellini, Carlos Saura- y películas -Alien, El acorazado Potemkim, Manhattan- se planteó el gaditano Gabriel Blanco en los artículos que escribió acerca de las relaciones entre el cine y el psiconálisis, una materia en la que era todo un experto.Ahora sus reflexiones vuelven a la luz gracias a la reciente iniciativa de la X Semana de Cine Experimental de Madrid -que se celebró del 14 al 21 de noviembre- que programó sus siete cortometrajes y ha publicado los artículos de Blanco sobre esta materia, que recogieron Manuel Palacios y Rafael Utrera en un libro publicado por la Filmoteca de Andalucía. Muchos de estos textos se publicaron en la revista Cinema 2002 y otros eran inéditos.
Para el historiador de cine e investigador Rafael Utrera, también colaborador en aquellos años de la misma revista, Blanco -fallecido en 1991 de un infarto- sentía una especial atracción por el psiconálisis. "Él mismo se psicoanalizaba y tenía mucha relación con especialistas argentinos, con uno de ellos incluso estuvo a punto de hacer una película en la que exponer su visión del psicoanálisis, pero no encontraron financiación para un proyecto tan singular", explicar el historiador de cine.
Utrera albergaba la idea de reunir sus escritos desde 1992, al año de morir. Con todo, se encontró con una dificultad en su camina. "Mientras localizaba el material y a su familia para los pertinentes permisos, cerró Productora Andaluza de Programas, una empresa de la Junta de Andalucía que lo iba a editar en su colección El ojo andaluz sobre libros de cine", comenta el investigador.
Gabriel Blanco es, además, el único director andaluz que ha ganado la prestigiosa Concha de Oro en el Festival de Cine de San Sebastián. Fue en 1978, gracias al cortometraje La edad del silencio, realizado a partir de los dibujos de Ops, quien también participó en el guión de esta historia sobre la protesta y su represión, un tema de gran vigencia en aquellos tumultuosos años. El tinte crítico, lleno de matices siniestros, de Ops contribuyó a dar fuerza a esta obra. Su éxito en unos años tan complejos y llenos de esperanza como los de la transición no fue casual.
Aunque sus cortos más conocidos son La edad del silencio y La edad de piedra -su primer título, producido en 1965- gracias a los dibujos de Chumy Chúmez, la mayor parte de la obra del realizador gaditano son historias de ficción, en las que también asoma su preocupación por los temas sociales y la ecología.
En este sentido, Utrera afirma que fue "un precursor en la defensa del medio ambiente". "Algunos de sus cortometrajes, De purificatione automobilis y Vía libre al tráfico eran una sátira demoledora hacia una sociedad en la que se da prioridad al automóvil; así, en una de las secuencias mostraba con bastante mordacidad cómo se demolía una catedral para mejorar la circulación", explica Utrera.
En su último cortometraje, Felicidad, realizado hace 20 años, experimentaba con el lenguaje documental: rodó a algunas jóvenes sin que ellas lo supieran -uno de los momentos era una boda-; años después vuelve a filmar a una de ellas, Felicidad -sin que tampoco lo sepa- mientras ella ve en la pantalla algunos momentos de su juventud y su boda, a la vez que recuerda a su marido, muerto poco antes de nacer su hijo menor.
Gabriel Blanco estuvo dotado de un talento singular. Fue un cineasta que se adelantó a su tiempo y que escribió, como nadie ha hecho después, sobre la relación del director Eisenstein con su madre y la posterior influencia en su obra, el carácter feminista de Alien o el peso de la infancia en Manhattan.
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