El Ministerio de Defensa reclama un órgano de seguridad nacional para las telecomunicaciones

El Ministerio de Defensa está preocupado por el sector de telecomunicaciones y el uso indiscriminado de nuevas tecnologías para explotar el espacio radioeléctrico y otros recursos del Estado. Frente a la amenaza que pueden suponer las nuevas tecnologías de información, Defensa ha elaborado un plan director para mejorar la eficacia de sus sistemas internos y la relación de éstos con las operadoras de comunicaciones. El plan contempla la creación de una autoridad que vele por la seguridad nacional y vigile la estrategia de los órganos dependientes de Defensa y de terceros agentes del sector.

Las telecomunicaciones se han convertido en un arma estratégica y el problema está en que las infraestructuras (las redes de cable y el espectro radioeléctrico) están cada día más abiertas a nuevos operadores. A la liberalización de las redes se une la disparidad de sistemas y equipos informáticos y de comunicación no siempre compatibles entre sí. La red de Telefónica está disponible para operadoras de procedencia no siempre transparente o se interconecta con destinos no siempre seguros. Además, el espectro radioeléctrico, uno de los pocos bienes del Estado, es cada vez más escaso. Con ese escenario, en Defensa hay una creciente preocupación por las telecomunicaciones, tanto en lo relativo a la gestión de las infraestructuras como a la disponibilidad de las mismas, lo que se ha traducido en la elaboración de un Plan Director de Sistemas de Información y Telecomunicación. En el plan se sientan las bases para mejorar la eficiencia de los sistemas informáticos y las comunicaciones de los organismos dependientes del ministerio (un organismo central y cuatro cuarteles generales, siete organismos autónomos, 16 hospitales, 40 centros de enseñanza y 20 juzgados), así como la interoperatividad con otras redes, y en particular con las compañías operadoras de telecomunicaciones del país. El documento contempla la creación de un órgano de seguridad nacional para las telecomunicaciones que vele por cuestiones que pueden afectar a la defensa estratégica de los sistemas de información y la comunicación.

Los documentos que maneja Defensa se refieren a la aprobación de una "política global de seguridad" y a la necesidad de definir con precisión los ámbitos en los que se hace necesaria una vigilancia más exhaustiva.

Defensa es muy sensible al problema creado con el reparto del espectro radioléctrico. Esa preocupación, en línea con lo expresado por la OTAN, se debe a la explotación creciente del espacio por parte de las operadoras de telefonía móvil para uso residencial en detrimento de las aplicaciones militares y a la voracidad de esas compañías por ampliar su ancho de banda móvil. De hecho, el Ministerio de Ciencia y Tecnología ha anunciado que concederá dos licencias más de móvil GSM 1800 sin determinar de dónde sacará el espectro. Los analistas apuntan la posibilidad de que ese departamento se esté planteando emplear el espectro actualmente dedicado a aplicaciones militares, además de una parte del espacio asignado a Telefónica, Airtel y Amena.

Según datos de la compañía Rohde & Schwarz, proveedor habitual de equipos de comunicación y guerra electrónica de Defensa, "hasta hace poco, el 90% del espectro radioeléctrico estaba dedicado a usos militares y actualmente se ha reducido al 50%. Aunque esta situación ahora no es preocupante sí puede llegar a serlo en el futuro".

Otra de las cuestiones que se plantean en Defensa es la necesidad de estrechar los vínculos -en materia de digitalización de comunicaciones militares y la ampliación del ancho de banda en España- con las operadoras y fabricantes, ya que en los últimos años han tomado la delantera al sector militar en la introducción de nuevas tecnologías.

La iniciativa del órgano de seguridad se discutió recientemente en un debate sobre El futuro de los sistemas de información en Defensa y cuenta con el apoyo de las empresas con más peso en el sector (Telefónica, Retevisión, Hispasat, entre otras). Otras instituciones como el Colegio Oficial de Ingenieros de Telecomunicaciones o la Asociación de Industrias de Electrónica (Aniel) han expresado también en ocasiones anteriores su inquietud porque la explosión de las telecomunicaciones, la aparición de nuevas operadoras con y sin infraestructura propia y el desarrollo de nuvas tecnologías pueda generar problemas de asignación de recursos, explotación eficiente del espacio radioléctrico e interoperatividad de los equipos instalados.