Oportunidades
Esta ha sido una semana, como todas, de altas y bajas, de aciertos y errores, de penas y glorias, con la particularidad de que el balance ha resultado favorable.Una pena fue perderme a Eloy Sánchez Rosillo que me han dicho que lee sus poemas como para morirse, pero como no se puede abarcar todo lo que nos apetece, que es mucho y muy variado, nos tenemos que conformar con saber lo que nos perdemos, y a veces ni eso. Por ejemplo, y eso ha sido una de las glorias, acabo de descubrir, con tanto retraso, la poesía de Alberto García Ulecia con un libro de los años sesenta, desde cuando dice que no ha mejorado, que es como regalar otra delicia. A saber lo que ni siquiera sabemos que desconocemos.
Otra gloria ha sido asistir a Le jardin io io ito ito, que fue un gustazo. Yo desconfío a priori de las mezcolanzas no sé por qué, quizá por tener una falsa impresión de que se trata de un recurso precipitado y algo chapucero, pero la calidad de este espectáculo me convenció de mi error. El Teatro Central es la modernidad y siempre se alegra uno de haber ido.
También disfruté la presentación de El cuarteto de Praga, de Antonio Cascales, en la librería Antonio Machado. Carmen Reina presentó su amistad, su generosidad y su "falta de celos literarios", una cualidad tan escasa en estos días. José María Conget habló de las muchas novelas que encierra la obra: la del lenguaje, la de la ciudad (Praga), la de los viajes y la de la música que la recorre. Por último, el autor enfatizó la trascendencia histórica de la caída del muro de Berlín añadiendo que aún no nos hemos dado cuenta de lo que ha significado. Él lo comprendió así el día que un grupo de músicos de Praga le comentaban el vuelco que había dado su país y Cascales les contestó que les faltaba votar unas constituyentes. Se quedaron desconcertados. A ver, en aquel preciso momento, un papel para cada uno, ¿sabían cuál sería su voto? Los músicos cogían el boli con nerviosismo y lo soltaban sin decidirse a escribir. Aquello fue el comienzo del libro.
Y, como siempre, aún quedan ratos de trabajo, de prisas, de ensimismamiento, de melancolía, de ternura, de amistad, de copas, de charlas y de risas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.