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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Bush, más cerca

Mañana se cumple un mes de la jornada electoral en EE UU. La poscampaña judicial está resultando tan dura como la precampaña política. Pero George W. Bush está ya a un paso de la Casa Blanca después de las últimas decisiones judiciales: la del Supremo de Estados Unidos, que no ha ratificado la ampliación de plazos de recuento por el Supremo de Florida, y sobre todo la de un juez del condado de Tallahasee, que ha resuelto que los demócratas no han presentado ninguna prueba de ilegalidad, falta de honestidad o fraude que justifique la necesidad de recuentos manuales. El candidato republicano ha empezado de hecho a recibir un trato de virtual vencedor. Ayer recibió el primer informe de seguridad de la CIA.La disputa judicial ha abierto una guerra de nervios, pero está sirviendo también de lección de civismo, transparencia democrática y funcionamiento del federalismo. El mensaje central del Tribunal Supremo federal es que la resolución sobre el recuento de votos en Florida corresponde al Tribunal Supremo del Estado, y la decisión, a las autoridades locales. El Supremo de Florida debe aclarar su anterior pronunciamiento dando o no por válidos los recuentos manuales a la luz de las leyes estatales y pronunciarse sobre otra demanda de los abogados de Gore para nuevos recuentos.

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Gore admitirá su derrota si pierde la apelación ante el Supremo de Florida

¿Debe Gore seguir resistiendo? Tiene a su favor la legitimidad de haber ganado a Bush en número de votos en el conjunto de EE UU, pero hasta ahora no ha conseguido enjugar la ventaja de Bush en Florida, que por unos cientos de votos se adjudicará los 25 compromisarios decisivos. Los demócratas empiezan a dar signos de querer tirar la toalla. Si el Supremo de Florida falla en contra de Gore, las presiones para que conceda la derrota serán dificilmente soportables a medida que se acerca la fecha obligada para designar a los compromisarios de Florida: 12 de diciembre.

Gane quien gane, el nuevo presidente tardará en quitarse de encima la sombra de la sospecha. ¿Qué pasará si dentro de semanas o meses llegan a descubrirse irregularidades que, de haberse detectado antes, hubieran dado la victoria al otro? Cuando el Senado registra un empate entre demócratas y republicanos y éstos sólo cuentan con una ventaja mínima en la Cámara de Representantes, el vencedor tendrá que tomar en cuenta lo ocurrido, intentar cerrar las heridas abiertas y gobernar integrando.

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