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La familia de un magrebí muerto en un calabozo de Ceuta niega que se suicidara

"Nos esconden datos"

La familia de Mustafa Hajjaj, el joven marroquí que murió ahorcado en un calabozo de la Comandancia de la Guardia Civil de Ceuta el pasado 22 de noviembre, se personará como acusación particular en la denuncia presentada en un juzgado de la ciudad. Los padres del fallecido, residentes en Marsella, al sur de Francia, llevan más de una semana en Ceuta y ayer, arropados por varias entidades musulmanas y por IU, aseguraron que la muerte de su hijo "no fue un suicidio, como han hecho creer las autoridades españolas", indicó su madre, Rabha Hajjaj.El joven, de 24 años, fue detenido la tarde anterior a su fallecimiento en el control de pasajeros de la estación marítima tras agredir a una agente del instituto armado que le había requerido la documentación. A Mustafá le encontraron además 20 gramos de haschís escondidos en la boca. Tras prestar declaración pasó a los calabozos de la 410 Comandancia, donde murió horas después ahorcado utilizando el cordón de un pantalón deportivo y los barrotes de la celda.

"Tenemos la plena convicción de que la Guardia Civil miente conscientemente sobre las circunstancias que rodean la muerte de Mustafa. Han fabricado un escenario de un crimen para encubrir la verdadera causa de la muerte, que de ningún modo es el suicidio, que está prohibido por el Corán", explicó la madre ayudada por un intérprete.

La familia igualmente denuncia que las autoridades españolas no les han facilitado las fotografías de la primera de las dos autopsias realizadas al marroquí, así como los resultados toxicológicos y las imágenes grabadas en el levantamiento del cadáver, "ni el croquis de la situación en la que presumiblemente se encontraba el cuerpo", añadió. "Se nos esconden datos de su detención y del traslado a los calabozos de la Comandancia". La familia ha solicitado una nueva autopsia, a pesar de que hace dos días se le practicó un segundo análisis al cadáver cuyas conclusiones todavía no se conocen.

Por su parte, la Delegación del Gobierno insiste en que el fallecimiento del joven marroquí se debió a un suicidio y que tanto el agente que lo encontró tirado en el suelo de la celda como el equipo médico del 061 que intentó la reanimación hicieron todo lo posible para salvarle la vida.

Ésta ha sido la segunda muerte ocurrida en los calabozos que la Guardia Civil tiene en Ceuta, ya que en noviembre de 1998 una joven nigeriana que había conseguido saltar el perímetro fronterizo se quitó la vida durante la noche que pasó en las celdas de la Comandancia. Estaba embarazada de siete meses.

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