Olor a caballos
La secretaría de Política Institucional, gran perdedora de la asamblea socialista
El misterio del 9º Congreso socialista era si José Caballos seguía o no en la secretaría de Política Institucional de la ejecutiva. Pues bien, la que no sigue es Política Institucional, Caballos sí, aunque con el cargo único de presidente portavoz parlamentario. Dicho de otra forma: si ha rodado alguna cabeza, no ha sido la suya; para eso están las secretarías, que como no hablan, tampoco protestan. La noticia se supo en la víspera y, resuelto el enigma, el congreso se estrenó con cierta desgana, como de trámite.Las escaramuzas, en el caso de que las haya, serán de tono menor, simples reyertas de barrio o especulaciones carentes de empaque.
En los corrillos la conversación giraba sobre la eventualidad de más cambios, toda vez que la tranquilidad, la otra componente de la nueva consigna del PSOE (el cambio tranquilo), está ya asegurada. De momento, alguno ha habido: Luis Yáñez y Jesús Quero se han quitado el bigote. Uno de los compromisarios comentó malévolamente que la famosa premisa de Rodríguez Zapatero en Andalucía ha experimentado cierta mutación y el mensaje queda así: "Tranquilos, que aquí no hay cambio".
Los delegados llegaron temprano, con el típico barullo de principio de curso, carteras nuevas, besos, abrazos y palmas en la espalda.
El exhaustivo sistema de seguridad provocó algún que otro embotellamiento de compañeros y compañeras, atrapados en los arcos detectores de metales y escáner que salpican el recinto. Para cruzar a la cafetería o a la sala de prensa es obligado vaciar bolsillos, abrir bolsos o enderezar las credenciales enredadas en las bufandas y gabardinas.
Manuel Chaves leyó su informe de gestión durante una hora y cuarto bajo los intensos focos del salón de pleno, con su imagen proyectada en un inmenso vídeo y el patio de butacas a oscuras. La mercadotecnia funcionó a la perfección: cuando el aforo estallaba en un aplauso, las luces del público se encendían en sincronía para subrayar la aprobación generalizada. Al languidecer las muestras de apoyo, otra vez el plenario adquiría un aire de moderno teatro. Mención especial merece también la potencia de la megafonía del Palacio de Congresos, dedicada a sobresaltar a los delegados con anuncios de pérdidas de bolsos, móviles y pañuelos: "Por favor, devuélvanlos, que son recuerdos familiares". Cosas del desarrollo tecnológico.
En la trastienda, o sea, en las dependencias asignadas a la prensa, sin embargo, aún perduraban los efluvios equinos que ha dejado el Sicab, el salón internacional del caballo que se celebró hace unos días en el mismo sitio. La frase brotaba fácil: "Huele a caballos". A veces hasta la casualidad se pone de acuerdo para apuntar a un protagonista.
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