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Antenas de categoría

Alfonso Baus tiene 36 años y lleva más de 15 en el negocio de las telecomunicaciones. Empezó en 1985, trabajando para una empresa instaladora de antenas parabólicas, cuando uno de esos caprichos costaba más de 700.000 pesetas. Recuerda que uno de sus primeros trabajos fue la colocación de la antena en el estadio Sánchez Pizjuán. Todavía hoy se encarga del mantenimiento de la instalación. "Debo ser de los pocos béticos que trabajan para el Sevilla", bromea.En la actualidad dirige, junto a su socio Cristobal Llopis, la empresa de ingeniería eléctrica y telecomunicaciones ICB, fundada en 1997 y que emplea hoy en día a 20 personas. Al frente de este joven negocio, Baus acaba de recibir el premio Astra 2000 a la calidad de la instalación, que celebra este año su segunda edición. En la primera ya fueron finalistas. El premio gordo ha incluido en esta ocasión, además del tradicional trofeo (con forma de satélite), en un medidor de campo, una herramienta de trabajo especializada que tiene un valor de más de 300.000 pesetas.

ICB se dedica, entre otras cosas, a la colocación de instalaciones comunes de telecomunicación en edificios y comunidades de vecinos. La obra supone para los vecinos del edificio o urbanización que la encargan el acceso, además de a la televisión terrestre o por satélite, a los nuevos canales digitales, la telefonía por cable y la entrada de datos para ordenador.

El premio, a cuya entrega asistió la ministra de Ciencia y Tecnología, Anna Birulés, ha sido concedido por la instalación realizada en un edificio de nueva planta recién construido en la localidad sevillana de Camas.

El mérito de ese trabajo es, para Baus, "que se hizo siguiendo una normativa de calidad y garantía que estaba aprobada pero todavía no estaba vigente". Esa obra, que se hizo yendo por delante de la ley, fue seleccionada de entre otras 250 de toda España que se presentaron a concurso.

La principal repercusión del premio es, para Baus, "la promoción que supone para la empresa, que nunca viene mal, aunque ya está bien establecida en Andalucía Occidental. "Incluso en Madrid trabajamos con alguna frecuencia", añade orgulloso el joven empresario.

Pedro López es el presidente de la asociación sevillana de instaladores de telecomunicaciones (Asitel), de la que Baus es vocal y que agrupa a 44 empresas del sector en la provincia. López cree que el premio que ha recibido ICB es un reconocimiento para todos los demás miembros de la asociación y es una muestra de trabajo bien hecho. "Es un orgullo para todos nosotros", asegura López.

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Presidente y vocal señalan que desde la asociación, integrada en las federaciones andaluza y española del gremio, luchan por que su profesión sea mejor valorada por la opinión pública y se les considere algo más que "simples antenistas". "Nuestro trabajo abarca mucho más, ya que también nos ocupamos de servicios de telefonía móvil, instalaciones de cable, etc", dice Baus.

Como un paso más en ese camino para lograr el reconocimiento social, Faitel, la federación gremial andaluza, acaba de editar, con el visto bueno de las asociaciones de consumidores, un manual explicativo para el usuario sobre las instalaciones comunales de telecomunicaciones.

El documento, que incluye la garantía del trabajo del instalador, permite al usuario conocerlo y verificarlo. La iniciativa, aprobada por la Dirección General de Nuevas Tecnologías, ha gustado a la federación nacional, que lo distribuirá en toda España.

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