_
_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Alto riesgo

"Mamá, no quiero ir al cole, los niños me pegan y me hacen burla". "Pues ya te estás vistiendo, que tienes 40 años y eres el director".Este viejo chiste no se puede contar, sin poner los pelos de punta, al profesor del Instituto Ciudad Jardín, en Sevilla, que fue vapuleado junto a una chica por un grupo de chavales, a su vez jaleados por otros. Fueron golpeados este docente y una de sus alumnas igual que semanas antes lo había sido un monitor de gimnasia. También unos chicos conflictivos blandieron herramientas de tecnología -sierras, alicates, tijeras- ante un profesor encerrado en el aula por sus propios compañeros. Imaginen la escena.

¿Qué está ocurriendo? ¿Cómo es que los reyes de la casa se convierten cada vez con más contundencia en tiranos?

Esos chicos adolescentes y aún menores sufren y hacen sufrir una situación nueva. Son niños hasta edades muy tardías; hiperprotegidos por sus padres y la sociedad que no ven culpas en ellos, sólo traumas que el psicólogo, junto al maestro, deben solucionar con la ayuda del Espíritu Santo. Porque estos hijos nunca tienen la culpa de nada. Porque a sus responsables directos no les viene nunca bien emplear, perder, el tiempo con ellos escuchando, oyendo, las pequeñas -para los chavales, inmensas- dificultades que acarrea la edad difícil que traspasan. ¡ Qué fácil es dar unos miles de pesetas el fin de semana!. Así, con dinero, los hijos salen a la calle ya que en esos días no hay colegio, ni instituto, ni actividades extraescolares. Los Borja o Vanessa se acicalan y no aparecen hasta que, rendidos, caen en sus habitaciones provistas de música, televisión y ordenadores con videojuegos, mucho más incitantes a la violencia que la clásica pistola de plástico hoy tan denigrada.

Los padres tan tranquilos, sin saber nada.

El lunes, los rapaces vuelven al bendito colegio donde hallan algún conato de disciplina y, claro, se rebelan. Porque son impunes. Si cualquiera de ellos agrede a su maestra y ésta quiere castigar la tropelía, el agresor sabe que su papá, con toda la A.P.A. detrás, le apoyará "para no causar traumas al chiquillo".

¿Y los traumas del profesorado? Hay que saber una cosa: los docentes son, desde hace años, el colectivo laboral con más bajas por depresiones; se sienten acosados por el entorno social, de trabajo y hasta lúdico. "Tienes más vacaciones que un maestro", se dice a menudo. ¿Nadie se acuerda de eso de "pasar más hambre que un maestro de escuela"?

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Va a ser muy triste que en el futuro estos profesionales mal pagados y peor estimados y que no cuentan ya ni con el respeto de sus discípulos tiren, uno a uno, la toalla y elijan otros oficios que no sean de alto riesgo. A ver entonces como nos las apañamos. ¿ Cómo decir a los irresponsables que no hay más cole, sólo la televisión, papá, mamá y el nintendo?: la barbarie.

Ernest Lluch, el último asesinado por los cachorros de ETA -¡qué horrible casualidad¡- era profesor. Los vándalos que lo han matado ya no tienen psicólogo que les disculpe ni A.P.A. que los proteja.

¡Ah!: el Tireless sigue ahí, que conste.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_