La mirada de la memoria

Los ojos son enormes, bellos e inútiles. De un iris diáfano que se clava en la cámara sin ver nada. La sevillana Nuria del Saz Gaitán perdió la visión a los 13 años debido a una extraña retinopatía, que la expulsó poco a poco a un universo monocromático y oscuro. Desde entonces ve con la memoria, donde guarda almacenados los rostros, los colores y las formas que contempló durante más de una década con ese descuido universal y propio de quien se cree dueño de los sentidos para siempre.Desde el 3 de noviembre de 1998, cuando se enfrentó por vez primera a una cámara para presentar un informativo de televisión, Nuria del Saz ha acumulado en su memoria montones de voces de periodistas llegados de todas partes -todas partes incluye Taiwán, Canadá y un largo etcétera- para entrevistar a la única presentadora invidente de un informativo convencional de televisión.

En vísperas de su estreno se mostraba cohibida y humilde: "No quisiera convertirme en un estandarte, pero si ayuda a los demás, mejor". Probablemente no ha logrado evitar erigirse en un símbolo del afán de superación, en un emblema accidental, en un caso raro, vaya, porque la decisión de Canal Sur Televisión de fichar a una periodista invidente para presentar Telenoticias 1 (Canal 2 Andalucía, 13.00) sigue siendo excepcional, y también paradójica en un medio donde la imagen prima sobre cualquier otro aspecto.

En dos años ha ganado soltura ante la cámara y en su espacio laboral. Del Saz cultiva con celo su autonomía como una forma de mantener a raya la compasión ajena. Desde hace unos meses ha sustituido el bastón por Nastum, un pastor labrador que la acompaña a todas partes y se acomoda a su lado mientras la presentadora va desgranando en directo las noticias del día a día.

La memorización de los textos y su transcripción en braille constituyen todo el soporte que necesita para asomarse a la pantalla y resumir la actualidad de lunes a viernes. Su tenacidad para vencer más obstáculos de los habituales le ha forjado una coraza de seguridad en sí misma, que le permite afrontar cualquier aventura que se proponga.

Se licenció en Periodismo en la Universidad de Sevilla -estudiaba cuarto cuando la fichó José Antonio Gurriarán, a la sazón director de Canal 2 Andalucía- y ahora está bregando con el alemán. A su natural luchador ha sumado también la ayuda externa. Durante la carrera, la ONCE se encargaba de grabarle los apuntes. En Canal Sur está arropadísima por el personal que trabaja con ella.

Tal vez por su tesón inquebrantable es una persona muy exigente -con ella misma y los demás-, estricta y laboriosa. Tres rasgos que aislados podrían convertirla en alguien de carácter difícil e intratable, pero que Del Saz suaviza con un sentido del humor sarcástico, que azuza sin rubor hacia ella misma y su ceguera. Sin complejos. De qué color es el traje de hoy, pregunta cada mañana, y luego rebusca en su memoria el tono elegido y unos pendientes a juego.

Antes de Canal Sur, hizo prácticas en varias emisoras de radio sevillanas, entre ellas Onda Cero, pero su verdadero estreno fue mucho más precoz y divertido, fruto de la curiosidad que le inspiraba todo lo relacionado con el ejercicio comunicativo.

Apenas tendría 13 años cuando su abuelo le regaló una emisora, que rápidamente se transformó en Onda Total, una cadena pirata que sobrevivió dos años lanzando música y poesía al aire en el barrio sevillano de Los Remedios, donde Nuria del Saz sigue viviendo con su familia. La presentadora se escapa al campo y a la playa cada vez que puede. Le gusta la música melódica y no le interesa apenas la vida noctámbula.