_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

A diario

Un 54% de las andaluzas maltratadas en el llamado hogar familiar lo ha sido a diario. Una violencia que vienen soportando en silencio. Nada de denuncias. La humillación, y los golpes, se aceptan con resignación. Lo importante es la familia. El precio: aguantar una violencia estable hasta que no se puede más. Son datos que figuran en el informe que ha emitido el Instituto Andaluz de la Mujer.Este callar de las mujeres que sufren tal vez sea el mayor impedimento para tratar de dar solución a un problema que extiende sus efectos más allá de la persona que lo padece. Daña a la sociedad en su conjunto y la sociedad apenas habla. No tiene respuestas eficaces. Se limita a buscar casa de acogida donde pueda refugiarse la torturada de turno y esconderse del agresor, que nada tiene que temer. Es normal que así suceda. No porque la mujer acepte, y quiera permanecer, en esta situación, sino porque la sociedad no le permite salir de ella. Son francamente reveladoras las manifestaciones del presidente de la Audiencia Provincial de Sevilla. Afirma que "desde el punto de vista penal" los jueces minimizan los malos tratos. La mayor parte de las veces califican como faltas, y no delitos, estas agresiones. En otras ocasiones se ignora la habitualidad del comportamiento violento. Se da a los malos tratos un tratamiento aislado.

En esta realidad no es fácil que la mujer pueda permitirse salir de una situación de tortura. En la calle le espera una casa de acogida, ningún trabajo, y si denuncia, si habla, unos jueces que rebajan, que quitan hierro, donde tanto hay. No queda más remedio que callar y aguantar.

Tal vez hoy sea un buen día para recordar la comunicación que la Comisaría Europea de Empleo y Asuntos Sociales ha remitido a los gobiernos de la Unión Europea. Exige un cambio legislativo, que los maltratos domésticos sean considerados delitos y que se genere una concienciación, especialmente en jueces y profesionales de la sanidad. A lo mejor, si se produce el cambio legislativo y los jueces no minimizan los golpes que soportan muchas mujeres puede que salgan de un silencio que sólo les provoca una violencia que no tienen por qué tolerar.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_