El 54% de las andaluzas maltratadas lo fue a diario y un 24% lo ocultó durante más de 10 años
"Yo no lo denuncié cuando me pegaba a mí, pero ya le estaba pegando a mis hijos; un día le apagó un cigarrillo en la frente. ¡Ya es demasiado!". Éste es uno de los sobrecogedores testimonios recogidos en el primer estudio sobre las caraterísticas de las mujeres maltratadas que han pasado por los centros de acogida andaluces desde 1995. El informe, elaborado por Eva Sotomayor y editado por el Instituto Andaluz de la Mujer, revela que el 54% de las mujeres maltratadas lo ha sido a diario y que un 24% ocultó esta situación límite durante más de una década.
Perfil uniforme
La violencia física, aunque es el signo más evidente del maltrato, no es el único daño que soportaron el millar largo de mujeres atendidas en los centros de la Junta de Andalucía durante la confección del informe. Hay un catálogo amplio de humillaciones muchas de las cuales suelen ir aparejadas, como la violencia sexual, que admitieron haber padecido el 37% de las encuestadas, o la psicológica. "Él me decía que yo era una guarra, que le metía mano a mis hijos. ¿Tú crees por Dios que yo voy a hacer eso, si me da frío nada más pensarlo", confiesa una de las mujeres cuyo testimonio ha sido incorporado al informe. Y es que la utilización de los hijos o de cualquier otro familiar para humillar a la mujer es, según el informe, una de las técnicas de desgaste psicológico que los agresores doméstico emplean con frecuencia.
La violencia económica es otro tipo de castigo que padecieron las mujeres andaluzas que un día decidieron abandonar el infierno del hogar y pedir auxilio. Un 36% de las encuestadas refirió haber sido humilladas por sus compañeros con la excusa de su escasa aportación a la economía familiar. "Él me daba a entender que yo tenía que trabajar, darle el dinero, ponerle la comida en la mesa, y si no le gustaba lo que ponía me lo tiraba a la pared", cuenta una de las acogidas.
El maltrato, según el informe, no es ocasional. El 54% de las encuestadas aseguró haber soportado algún tipo de abyección o servilismo a diario, y un 26% con una periodicidad semanal. Sólo un 8% manifestó que los maltratos se producían ocasionalmente.
A pesar de la reiteración con que se producen las vejaciones domésticas, el 35% de las andaluzas encuestadas admitió que ocultó la agresión entre uno y cinco años y un 24% más de una década. Sólo un dos por ciento pidió algún tipo de auxilio cuando fue agredida por primera vez.
La mayoría de las mujeres reconocen en el informe que soportaron los vejámenes y no abandonaron a sus maridos para desempeñar el papel que les correspondía según el reparto de cargas de la familia tradicional: el sacrificio y la lucha para sacar adelante a la familia al precio que fuera.
El promedio de edad de las mujeres que recurrieron a la Junta de Andalucía oscila entre los 25 y los 45 años, la misma aproximadamente que la de los agresores. Éstos tienen un perfil relativamente uniforme: el 32% posee trabajo fijo, sus ingresos económicos son superiores a los de su compañera, el 19% es analfabeto y un 45% sólo alcanza a leer y a escribir.Sin embargo, durante la presentación del informe ayer en Granada, la directora del Instituto Andaluz de la Mujer, Teresa Jiménez, aseguró que el maltrato no se concentra en las clases bajas, que son las que utilizan con más frecuencia los servicios de auxilio de la Junta. Las mujeres maltratadas de clases medias o altas ponen en marcha recursos propios.
El inicio de las agresiones, físicas o de cualquier otra índole durante la vida en pareja comienza a edades tempranas. El informe preparado por Eva Sotomayor señala que las primeras humillaciones sobrevienen cuando la víctima tiene entre 16 y 20 años, a veces incluso en la fase de noviazgo. El 70% de las mujeres que pasaron por los centros del Instituto de la Mujer comenzó a padecer el desprecio de sus parejas entre el primer y el quinto año de la relación.
El único consuelo que a veces queda es el apoyo familiar. El 56% de las encuestadas dijo que obtuvo la compresión de sus familiares desde que comenzó el maltrato, pero un 30% admitió que no la logró jamás. Los niños que suelen acompañar a las madres a las casas de acogida también son víctimas de la violencia. Un 70% sufrió daños psíquicos, un 33 físicos y un 1% vejaciones sexuales.
El comportamiento de los hijos menores en las familias con problemas de violencia es variable. Muchos animan a las madres a abandonar el domicilio, pero en otros casos el niño reproduce las conductas paternas.
¿Cuál es la respuesta judicial ante los casos de violencia doméstica? Una comisión de seguimiento creada hace un año en Sevilla puso ayer de relieve que la respuesta del sistema judicial es "insuficiente". Miguel Carmona, presidente de la Audiencia Provincial de Sevilla, explicó que los malos tratos se "minimizan" desde un punto de vista penal, ya que se suelen tratar como faltas y no como delitos, informa Efe. En otras ocasiones, continuó Carmona, la violencia doméstica se tramitan como si fuera un hecho aislado cuando en realidad son casos de violencia habitual. En lo que va de año se han presentado en Andalucía 3.700 denuncias.
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