La educación de los niños sordos
Soy madre de dos niñas sordas, de las cuales me siento muy orgullosa, y desde el mismo momento en que diagnosticaron la sordera de mi hija Laura, la mayor de ellas, he luchado porque tuviesen los mismos derechos que los demás niños. Esta lucha constante dura ya ocho años, cuyo objetivo principal es el de conseguir una educación bilingüe (lengua de signos-lengua castellana) para que mis hijas puedan adquirir los mismos conocimientos que el resto de los niños. Desde hace ocho años, por el gran esfuerzo realizado por un grupo de padres, profesionales y sobre todo de los propios niños, llevamos a cabo el primer proyecto educativo bilingüe en nuestro país, con unos resultados hasta ahora no obtenidos con los niños sordos.En esta lucha no encontramos apoyo ni ningún tipo de solución para que nuestro proyecto pueda seguir adelante; al contrario, todo tipo de trabas por parte de la Administración; pero, claro, se me olvidaba decir que los padres que estamos inmersos en esta lucha nos dejamos la piel en nuestro trabajo para poder pagar la educación de nuestros hijos. Que algunos de los niños de los que hablo son niños con problemas asociados, con problemas familiares, en fin, que ninguno de los padres ni de los niños tiene padrino.
Cuento todo esto porque desde hace días veo en la televisión la propaganda y publicidad a costa de todos los contribuyente que la Fundación Árbol, la Asociación Entender y Hablar y don Emilio Aragón están llevando a cabo y me duele que hablen de un colegio para niños sordos, me duele que no especifiquen que va a ser un colegio para los niños de esta asociación; me duele que se vean como salvadores de todos los niños sordos, cuando todos los que llevamos algún tiempo metidos en este mundo sabemos qué niños van a estar en ese colegio. El resto de los colegios, que subsistimos sin que nadie nos escuche, nos preguntamos, ¿cuándo la señora Ana Botella se ha preocupado de nuestras demandas o de asistir a algún acto de los muchos que se llevan a cabo relacionado con esta discapacidad? Será que en esta España que va muy bien se sigue necesitando padrino, o quizás lo que muchos padres y profesionales pensamos, que a la Administración le da lo mismo la calidad educativa en la educación del niño sordo.
Por último, me gustaría decir que ésta no es sólo mi historia, sino la de cada uno de los padres que formamos parte de la Asociación Bilingüe de Padres de Niños Sordos (ABIPANS).- Antonia Espejo Arjona. Leganés, Madrid.
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