La FIFA niega al Tribunal de la UE competencia en el 'caso Balog'
xemburgo El "caso Balog" ha quedado visto para sentencia, decisiva para conocer la situación de los deportistas extracomunitarios en el marco de la Unión Europea. Tibor Balog, jugador húngaro que militaba en el Charleroi, acudió a los tribunales ordinarios de justicia por el perjuicio que sufrió su carrera cuando el club belga exigió una cifra que él consideraba abusiva por su traspaso a otro club. Su caso es esencialmente el mismo que el de Marc Bosman en el ámbito de los jugadores comunitarios.
Los abogados de la FIFA utilizaron ayer en Luxemburgo una estrategia muy simple en el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas para escapar de la trampa que le intenta meter la Comisión Europea con el caso del futbolista húngaro Tibor Balog. La FIFA insiste que el problema con el futbolista húngaro está resuelto y se refugió en argumentos de procedimiento para aclarar a los 17 miembros de la Corte europea que el Tribunal no es el foro para decidir si al sistema de traspasos hay que aplicarle las reglas sobre competencia."No sé para qué estamos aquí", declaró tras la audiencia Frederic Louis, uno de los tres abogados de la FIFA. Cuatro horas antes había abierto la sesión Jean-Louis Dupont, abogado de Balog. La defensa del futbolista húngaro Balog hizo referencia a las sumas manejadas en la trasferencia del portugués Figo. "¿La cantidad pagada por el Real Madrid para hacerse con sus servicios futbolísticos es moral?", se preguntó Dupont. También se refirió a la legislación española en materia de traspasos como ejemplo a seguir. Pero con el caso Balog no se busca entrar en estas dos cuestiones directamente, sino conseguir que la Corte diga si las reglas internacionales de traspasos de la FIFA, que imponen el pago de un indemnización, es contraria al derecho comunitario porque restringe la competencia al controlar el mercado de los jugadores.
La Comisión Europea apoyó sin fisuras durante casi una hora el argumento basado en principios económicos utilizado por Dupont. "La competición deportiva se ha convertido en un negocio. Los clubes son empresas y eso nadie lo pone en duda", afirmó Eric Gippini, abogado del Ejecutivo comunitario. La defensa de Balog insiste en que la FIFA es "una asociación de empresas" que se comporta como un cartel a la hora de "fijar unas reglas para repartirse el mercado de los futbolistas". Bruselas mantiene que las indemnizaciones por traspaso "son un obstáculo a la contratación de jugadores" y que éstas se determinan "en función del éxito del jugador".
Con un cuadro en la mano, el abogado de la Comisión utilizó otro argumento para defender la tesis del negocio. "La posición de los clubes en las Ligas está directamente relacionada con los ingresos. Con ese dinero compran jugadores de mejor calidad, lo que también determina la evolución del equipo en el campeonato", explicó Gippini. Además insistió en que el sistema de traspasos "parece un mecanismo de solidaridad y equilibrio entre clubes para evitar que los ricos monopolicen la competición. Pero no es así, porque en términos absolutos los grandes clubes se quedan solos en el mercado de adquisición de grandes estrellas".
La FIFA respondió con precisión a estas acusaciones. El abogado principal Marco Bronckers fue muy hábil y escueto en su intervención. Le bastaron tan sólo cinco minutos para exponer sus argumentos que se limitaron a cuestiones de procedimiento.
Dejó claro que las reglas que rigen el mundo del fútbol profesional han sido modificadas en abril de 1999 y que el caso del jugador húngaro está superado. "Si Balog hubiera recurrido a la FIFA, le habríamos dado la trasferencia internacional", recordó. Sólo el Tribunal de Charleroi puede establecer una compensación para el futbolista húngaro por los daños ocasionados en su carrera profesional por la indemnización que le obligó a buscar un club fuera de la UE. Ahora Balog juega en el Mons, de la segunda división belga.
También dejó claro que no hay elementos suficientes para que la Corte de la UE se pronuncie sobre la legalidad o no del sistema de traspasos de la FIFA y que el examen del "caso Balog" debe limitarse a responder a la pregunta prejudicial planteada por el Tribunal de Charleroi sobre las indemnizaciones , "pero eso pertenece al pasado".
Además, concluyó que el Tribunal de Luxemburgo no dispone de elementos para dictar sentencia en este sentido. Y para que no quedara lugar a dudas, su compañero Frederic Louis explicó porqué la FIFA no es una asociación de empresas.
La FIFA reconoció que el sistema actual de traspasos tiene deficiencias y que éstas se están resolviendo en el marco de sus discusiones con la Comisión Europea.
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