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Reportaje:

El túnel de Horta siembra la discordia

El túnel de Horta, que el pasado domingo llevó a la calle a los aliados de Joan Clos en el gobierno municipal, es un viejo proyecto barcelonés. Figura ya en el Plan General Metropolitano e incluso se estuvo a punto de empezar las obras en los años setenta. Albert Serratosa, artífice del plan, lo explica con sencillez. Collserola, dice, es una barrera entre Barcelona y el interior. Si fuese un río, se construirían puentes y a nadie extrañaría; como es una montaña, hay que hacer túneles y lo raro es que haya tan pocos. Tan pocos que sólo hay uno: el de Vallvidrera. Salvo por ese punto, para entrar o salir por tierra de Barcelona se siguen utilizando las mismas vías del tiempo de los romanos: las que coinciden con los ríos Besòs y Llobregat y las paralelas a las costas. La función asignada al túnel de Horta es romper esta continuidad histórica. En estos momentos el Gobierno catalán está elaborando, a instancias del Parlamento, un estudio que permita decidir si se construye o se deja de construir. Y, en el primer caso, si es para coches o también para trenes.

El nuevo túnel, en lo que a coches se refiere, captaría tráfico que hoy utiliza los túneles de Vallvidrera (20%), la A-18 (70%) y también algunos vehículos que hoy circulan por la N-152, la A-2 y la carretera de la Arrabassada. Pero ante este proyecto las fuerzas políticas y sociales se dividen, por lo menos, en dos bloques: los que aceptan el túnel y los que lo rechazan. Y cada bloque admite nuevas divisiones, momentáneamente aplazadas.

Contra el túnel están algunos grupos ecologistas, las asociaciones de vecinos y dos fuerzas políticas: Iniciativa y Esquerra Republicana.

- Argumentos en contra. IC y ERC aducen que los problemas de movilidad en Barcelona tienen su origen en la falta de transporte público. La apertura del túnel, por el que pasarían los coches, sólo contribuiría a incrementar el tráfico de vehículos privados y a saturar aún más las rondas e incluso a prolongar los atascos hasta el túnel de la Rovira.

Lo que hay que hacer, sostienen quienes rechazan el túnel, es invertir en trenes y metros y dejar de potenciar un sistema de transporte (el coche particular) que es "insostenible".También se opone la asociación para la Promoción del Transporte Público (PTP), muy activa en la defensa del tren y del de transporte colectivo.

- A favor. El bloque que apoya la construcción del túnel es mixto: lo forman tres partidos políticos (PSC, CiU y PP); dos gobiernos (el catalán y el municipal de Barcelona) y la empresa pública Tabasa, que gestiona el túnel de Vallvidrera. De todas formas, no se trata de un grupo homogéneo y con frecuencia hablan de túneles diferentes.

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- La empresa. Tabasa propone un túnel similar al de Vallvidrera que enlazaría la ronda de Dalt con la A-18, cruzando la montaña entre Horta y Cerdanyola (Vallès Occidental). El proyecto no incluye sección para tráfico ferroviario. Tabasa no puede, por ley, tener beneficios. Si los logra, está obligada a liquidar deuda o rebajar el peaje. Esto supondría su colapso, al menos en horas punta. Si se endeuda para construir el túnel de Horta, el problema desaparece.

- El Gobierno catalán. Apoya las tesis de la empresa, pero acepta que junto a ese mismo túnel o en otra parte de Collserola se construya un túnel para el tráfico ferroviario como compensación, aunque sostiene que no hay demanda para una nueva infraestructura ferroviaria. El túnel sería de peaje para el vehículo privado, pero gratuito para los autobuses. Esta es la misma que defiende CiU.

- El Ayuntamiento de Barcelona. Extraoficialmente da su apoyo a las tesis de los socialistas, pero formalmente no se ha pronunciado y responde siempre que se pronunciará cuando tenga un proyecto constructivo que aún no está hecho.

- Los socialistas. Son los principales abanderados del túnel mixto. Más aún, consideran este asunto innegociable y suya fue la iniciativa para que el Parlament aprobara esta fórmula, a la que dieron su apoyo también CiU y el PP. Rechazan, sin embargo, que un túnel de la línea de Renfe entre Montcada y la Meridiana sea la solución y reclaman una nueva línea ferroviaria entre el Vallès y Barcelona, ya sea prolongando los Ferrocarrils de la Generalitat desde Tibidabo, ya sea alargando una línea de metro (la 3 o la 5).

- El Partido Popular. Defiende la construcción del túnel de Horta y acepta que sea de peaje, aunque lo preferiría gratuito.

Estos estudios son de dos tipos: constructivos, en los que es incluye el impacto ambiental, y de demanda. Los ecologistas y ERC aseguran con vehemencia que el impacto ecológico sería arrasador. Un diputado convergente adujo en la comisión del Parlament que dio luz verde al túnel que las obras se pueden hacer bien o mal y que no entendía por qué los republicanos daban por sentado que se iban a hacer mal.

Algunos ayuntamientos del Vallès han encargado también estudios sobre la viabilidad, ambiental y económica, del túnel y sobre las repercusiones que tendría en la comarca. Tabasa dispone ya de proyectos constructivos que incluyen varios trazados con impactos diferentes sobre el territorio y los ha ofrecido a quien quiera consultarlos.

'¿Crisis, qué crisis?'

Imma Mayol (Iniciativa per Catalunya) y Jordi Portabella (ERC), ambos tenientes de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona y socios del PSC en el gobierno municipal, escenificaron el pasado domingo su rechazo a la construcción del túnel de Horta -se está realizando un estudio de viabilidad por encargo del Parlament- encabezando la manifestación vecinal que se opone también al túnel.Las dos formaciones ya se habían expresado en contra, pero no de una manera tan clara y, sobre todo, no habían escenificado su distanciamiento respecto de la mayoría socialista del consistorio que, por ahora, no se ha pronunciado.

Para Santiago Fisas, presidente del grupo municipal del Partido Popular, se trata de una crisis municipal: "El alcalde debe explicar por qué se ha llegado a esta situación en el equipo de gobierno", manifestó ayer. El propio Fisas recordaba que en el pleno del pasado mes de octubre no se aceptó la petición del PP de que todos los grupos municipales explicaran su posicionamiento sobre el túnel.

Lo que pretendía Fisas era forzar a Clos a decir blanco o negro. El alcalde no dijo nada y Xavier Casas, primer teniente de alcalde, alegó que no habría ningún posicionamiento por parte del Ayuntamiento hasta conocer el estudio de viabilidad. Sí se definió, en contra, Iniciativa per Catalunya y el republicano Portabella mantuvo un cruce dialéctico con Fisas que concluyó sin que el grupo municipal de ERC tomara una posición clara.

"Es curioso que el mismo tema sobre el que el tercer teniente de alcalde de Barcelona se niega a debatir en la casa consistorial, con el consentimiento de Clos, se convierta en un enfrentamiento público entre dos de los tres partidos que configuran el gobierno de la ciudad", subrayaba ayer Fisas.

Según el presidente del grupo municipal del PP, se trata de una crisis del gobierno municipal anómala ya que se evidencia en la calle, "lo que pone de manifiesto que es un equipo de gobierno que no sabe solucionar sus discrepancias". Pero sólo Fisas habla de crisis. Los demás implicados en el lío preguntan : "¿Crisis, qué crisis?".

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