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Una investigación con mucho arte

La Guardia Civil recupera una escultura y seis cuadros, sustraídos en 1993 en un robo con asesinato

Una conocida galería de subastas de Bruselas ha estado a punto de sacar a la venta siete obras de arte buscadas por la Interpol en todo el mundo. Una pareja de la Guardia Civil acudió a Bruselas para recuperar las obras de arte, cuyo valor estimado es de 40 millones de pesetas. Se trata de creaciones del escultor Julio González (Barcelona, 1876; París, 1942), que llegó a ser maestro y amigo personal de Picasso. Las obras permanecieron en paradero desconocido durante los últimos siete años, cuando dos hermanos portugueses se las robaron a su propietario, el pintor Abel Martín, después de asesinarle.El crimen de Martín conmocionó el mundo del arte. El 4 de agosto de 1993, los dos hermanos portugueses, Manuel y Gonzalo Montezuma de Carvallo, entonces de 23 y 25 años, respectivamente, visitaron al artista con la intención de robarle parte de su colección de obras de arte. Se presentaron en el chalé de Martín, situado en El Plantío, una zona residencial de lujo de las afueras de Madrid.

Martín les abrió la puerta sin desconfianza, porque les conocía desde niños. El padre de los portugueses, conocido como el doctor Montezuma, era el médico que atendió al artista Eusebio Sempere, íntimo colaborador de Martín y quien falleció en 1985 de una enfermedad que le causó una parálisis progresiva.

Los dos hermanos, supuestamente, planearon hasta el último detalle el asesinato y robo de Martín. Le engañaron para hacerle subir a la buhardilla y ahí le mataron, tendido en la cama, clavándole una varilla metálica en la frente. Luego, presuntamente, le sacaron de la vivienda para enterrarle, desnudo y bocabajo, cubierto por una sábana, en la parte trasera del jardín del chalé. Con la casa despejada, los hermanos eligieron las obras de arte más valiosas de Martín y se apoderaron de ellas.

Al día siguiente, la asistenta de la víctima entró en la vivienda y descubrió manchas de sangre en la cama. Avisó a la Guardia Civil y ahí comenzó la investigación de lo ocurrido. Los agentes hallaron el cadáver y comenzaron la búsqueda de las obras de arte desaparecidas.

Tras una exhaustiva inspección del lugar del crimen y una ardua investigación, los guardias civiles lograron pistas suficientes como para centrar en Coimbra, una ciudad portuguesa situada entre Oporto y Lisboa, el paradero de los sospechosos.

Los hermanos portugueses fueron detenidos a finales de 1993. La Guardia Civil les decomisó tres esculturas y diferentes obras procedentes del asalto. Los hermanos quedaron en libertad por falta de pruebas, según fuentes de la Guardia Civil, y aún siguen en paradero desconocido, bajo una orden policial de busca y captura, según las mismas fuentes. La Guardia Civil descubrió que uno de ellos se hizo pasar por galerista y trató de vender dos de los cuadros robados -un mompó y un poliakov- por la mitad de su precio.

La primera pista sobre el paradero de las obras de arte aún desaparecidas llegó cinco años después, en 1998, cuando un galerista parisiense advirtió a la Interpol de que un marchante portugués, contratado por los hermanos portugueses, ofrecía una escultura y siete pinturas que coincidían con las que figuraban en el archivo policial como robadas.

El marchante desconocía que las obras de arte fueron robadas, según declaró a las autoridades belgas.

Un agente de la Guardia Civil especializado en la sustracción de obras de arte, Joaquín Palacios, viajó a París para comprobar la denuncia.

"Se trataba de los objetos robados", afirmó ayer. Pero volvieron a desaparecer, y no fue hasta el pasado día 9 cuando se descubrieron de nuevo en la galería de Bruselas. Palacios viajó hasta allí con una comisión rogatoria del Juzgado número 40 de Madrid (documento que le autorizaba a recoger las obras de arte y traerlas de nuevo a Madrid).

Las obras estaban ayer expuestas en una improvisada sala de arte en la Comandancia de la Guardia Civil de Madrid. El autor de todas ellas es Julio González, y son una pequeña escultura, de apenas cinco centímetros, titulada Hombre con cara de gato, un autorretrato de González, un retrato de la hija del autor, una acuarela de mujer y tres bocetos de diferentes esculturas.

Los responsables del Museo de Arte Reina Sofía se han interesado por las obras de arte recuperadas.

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