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El ex artificiero de ETA Fittipaldi será entregado el lunes por la justicia francesa

El que fuera dirigente de la cúpula de ETA José María Arregui Erostarbe, Fittipaldi, será entregado a España el próximo lunes, día 20, después de que las autoridades francesas hubieran aceptado su extradición para que sea juzgado por varios atentados terroristas, entre los que destacan el envío de varias cartas bomba a personalidades, como la que causó la amputación de ambas manos al ex presidente de la Audiencia Nacional y actual consejero de Estado Fernando de Mateo, o la remitida al fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Eduardo Fungairiño, que fue desactivada. Fittipaldi ha cumplido ocho años de condena en Francia.

Artificiero sangriento

Arregui, uno de los tres miembros del colectivo Artapalo, la cúpula de ETA integrada también por Francisco Múgika Garmendia, Pakito, y José Luis Álvarez Santacristina, Txelis, y desarticulada en Bidart (Francia) en 1992, fue condenado a 10 años de prisión por delito de asociación de malhechores por el Tribunal Correccional de París, pero debido a los beneficios penitenciarios, ya ha cumplido su condena. En estos años, la justicia francesa ha aceptado en varias ocasiones las peticiones de extradición que contra Fittipaldi formularon hasta tres jueces de la Audiencia Nacional. La entrega se produce por cuatro causas, aunque el ex dirigente etarra tiene abiertos 15 procesos en España, que serán juzgados cuando se acceda a la ampliación de la extradición.

Arregui, nacido en Oñati (Guipúzcoa) el 27 de marzo de 1946, era el responsable de logística de la banda, pero además es un experto en explosivos y durante años fue considerado el artificiero de ETA. Sustituyó a Isidro Garalde, Mamarru, tras la detención de éste en 1985, y según declaró el jefe del comando itinerante Henri Parot, Arregui se encargaba del adiestramiento de los terroristas en el manejo de armas y explosivos, y especialmente en la preparación de los coches bomba.

Los tribunales franceses accedieron en 1997 a su extradición para ser juzgado por el asesinato fallido del que fue presidente de la Audiencia Nacional Fernando de Mateo, quien el 27 de febrero de 1990 sufrió la amputación de ambas manos, la pérdida de visión del ojo izquierdo y graves lesiones en la cara al hacer explosión el paquete bomba, presuntamente enviado por Arregui.

Este proceso se tramita en el Juzgado Central de Instrucción número 2, cuyo titular es el magistrado Ismael Moreno, precisamente el mismo que el próximo lunes se encuentra de guardia. Ello implica que será una comisión judicial de ese órgano la que acuda al aeropuerto de Barajas a hacerse cargo de Fittipaldi, quien está previsto que llegue a mediodía en un avión de Air France.

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Arregui está imputado también en los procesos por el envío de cartas bomba al actual fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Eduardo Fungairiño y al teniente del Ejército Francisco Albarracín. En ambos paquetes se detectaron huellas dactilares correspondientes a Fittipaldi, y la máquina de escribir utilizada en la confección de los envoltorios de todos los envíos era la misma, según dictámenes periciales que obran en la causa.

En octubre de 1993, la justicia francesa aceptó la extradición por el envío de una carta bomba a J. A., funcionario de la prisión de Sangonera la Verde, de Murcia, el 10 de agosto de 1989, que fue desactivado.

También está implicado Fittipaldi en el envío de bombas a empresarios vascos que se negaron a pagar la extorsión conocida como impuesto revolucionario, o en la remisión de otro artefacto a un teniente del Ejército residente en Valencia. Todas estas bombas fueron desactivadas por la policía.

Los tribunales franceses han accedido también a la extradición de Fitti por el atentado con coche bomba perpetrado en Zaragoza el 30 de enero de 1987 en el que resultaron muertos el comandante del Ejército Manuel Rivera Sánchez y su conductor, Ángel Ramos.

Aparte de los envíos de bombas, Fittipaldi, conocido por su habilidad al volante de todo tipo de vehículos, fue condenado en rebeldía en Francia en 1988 después de que un año antes consiguiera eludir un control rutinario con una furgoneta en la que trasladaba 1.360 kilos de amonal, el explosivo que utilizaba habitualmente ETA en esas fechas.

Huyó a Francia en abril de 1976, después de haber participado, según la policía, en atentados que costaron la vida a cinco guardias civiles.

Los jueces franceses le atribuyeron en 1989 ser el activista que había confeccionado las bombas utilizadas en los atentados más sangrientos de la organización terrorista, como el de Hipercor, en el que se registraron 21 muertos y 35 heridos; el de la casa cuartel de Zaragoza, con 11 fallecidos y el de la sede de la Dirección General de la Guardia Civil, con dos víctimas mortales. Los explosivos, según esas fuentes, procedían de la misma partida general, y fueron confeccionados por Arregui.Cuando en mayo de 1992 se negó a contestar en París las preguntas del juez Baltasar Garzón sobre su implicación en el atentado del año anterior que mutiló a la niña Irene Villa y a su madre en el barrio del Batán, de Madrid, lo único que Arregui dijo en castellano fue que no podía soportar que se le identificase como Fitti, pues es un apodo que, según dijo, le había puesto la policía.

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