Benito Zambrano se vuelca en un drama real
Enterrar a un hijo es una de las experiencias más dramáticas de la vida. Más si su muerte ha sido violenta y el culpable desconocido. Francisco Holgado la vivió en 1995, cuando su hijo apareció muerto en la gasolinera de Jerez (Cádiz) en la que trabajaba. Para encontrar a los asesinos llegó a infiltrarse en el hampa de la ciudad. Todavía sigue buscando.Su historia, o más bien su drama, se recrea estos días en las calles. Pero en las de Sevilla (no las de Jerez, en las que sucedió), donde la productora Tesamun rueda las imágenes de lo que será una miniserie para Antena 3: Padre coraje. La producción, con un presupuesto de 600 millones de pesetas, es también el primer trabajo del director, Benito Zambrano, después de su película Solas. Y no sólo dirige, sino que es coautor del guión, junto con Antonio Onetti.
A pesar de que el proyecto no haya sido suyo desde el principio -"porque la historia no es mía, sino que es real"-, Zambrano confiesa que está disfrutando más con esta miniserie que con su película. "Porque entonces era la primera vez, pero también porque la tenía pensada desde hacía mucho tiempo y me angustiaba si no salía lo que quería. Con ésta me voy dejando sorprender", explica.
Zambrano ha tenido que empaparse de la historia antes de que el pasado verano comenzara a escribirla. El sumario, la investigación llevada a cabo por los periodistas Melchor Miralles y Francisco Javier Satué -quienes publicarán un libro basado en la misma historia- y, sobre todo, el contacto con la familia protagonista.
Reflejar el sufrimiento de ésta es ahora el duro esfuerzo que debe superar un elenco de actores encabezado por Juan Diego. La semana pasada repitieron hasta la extenuación el entierro del hijo. En el cementerio de Sevilla, un centenar de extras acompañaba la desolación reflejada en las caras de los actores. En el momento de bajar el ataúd, Mariana Cordero, la actriz que interpreta a la madre, se avalanzaba llorando, y, detrás, el padre (Juan Diego) la abrazaba intentando contener las lágrimas de ambos.
Zambrano cortaba la escena una y otra vez, pero ni siquiera estas pausas llevaban al descanso a los actores. Algunos permanecían llorando, mientras se recogían las flores, se sacaba el féretro y se volvía a las posiciones anteriores.
"El personaje me está vaciando", reconoce Juan Diego. "El otro día sonreí en una secuencia y me pareció que era la primera vez de mi vida". Interpretar a un personaje así, con momentos muy altos de drama, se puede apropiar de la vida de un actor. "A veces no me da tiempo a reencontrarme con Juan Diego", dice éste.
También Mariana Cordero reconoce que cada día se pasea durante una hora para no llevarse con ella el personaje a casa. "Todo el mundo está poniendo mucha sangre, carne, corazón... en todo esto", reflexiona Zambrano.
El mayor obstáculo que puede encontrar esta serie es que el drama lo absorba todo. A su director, sin embargo, le preocupa más que "suene a verdadero".
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