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Entrevista:DELFÍN DELGADOBOMBERO

"Los madrileños, ante un siniestro, siempre ayudan"

Delfín Delgado (Madrid, 1964) dejó colgada la mochila universitaria de Filosofía para hacerse bombero. Necesitaba un trabajo y con el del casco y la manguera cumplía, de paso, un anhelo infantil. "Todos los niños hemos tenido la ilusión de ser bomberos", recuerda. Su afición a los deportes de riesgo debió de ayudarle mucho en aquel salto de siglos: de las dudas apacibles y la caverna vista desde los libros pasó a una algarabía de sirenas, arneses, cascos y auxilios, con la muerte de cerca. Después de pasar nueve años sofocando llamas, sumergiéndose en pozos y descerrajando puertas (que también hay hazañas pequeñas), ha escrito un libro, Rescate urbano en altura, donde da información sobre materiales, técnicas extraídas del montañismo, el espeleosocorro y las zonas de intervención de los bomberos, desde un pozo o una alcantarilla, hasta un edificio gigantesco, una torre de alta tensión o "los típicos sitios en los que cuando pasa algo siempre se acaba llamando a los bomberos". Pregunta. ¿Por qué le da por escribir?

Respuesta. Pues se une todo, los conocimientos de escalada desde hace muchos años y el vacío que hay en cuanto a rescates en medio urbano. Hay mucha gente que carece de la formación en este campo que tenemos quienes salimos a la montaña. En rescates en fachadas o en pozos, los que vamos al monte actuamos con mucha más seguridad. Y tenía ganas de compartir estos conocimientos y que resultaran útiles, en caso de accidente.

P. ¿Pasan miedo?

R. El que diga que no tiene miedo es tonto. Además, el miedo te hace estar muy a la expectativa. Pero, bueno, lo tienes asumido, es una parte de la profesión como cualquier otra. La construcción, por ejemplo, arroja cantidad de muertos al año.

P. ¿Madrid presenta particularidades para el rescate?

R. Podríamos pensar que Madrid es más difícil por los edificios tan altos, pero los pozos son más complicados. Un simple pozo de 25 o 30 metros, si en el interior hay gases, como ha pasado recientemente, puede provocar un cúmulo de desgracias. Un operario se queda atrapado en el pozo, el segundo intenta socorrerle también, y si no se tienen unos mínimos conocimientos cuesta mucho sacar a una víctima. Y tienen muchos peligros secundarios: falta de oxígeno y de luz, reacciones químicas que pueden provocar la formación de gases tóxicos. Aparte, es un medio muy estresante.

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P. ¿Los madrileños ayudan o entorpecen?

R. Hay de todo, pero, por lo general, ayudan. Lo primero que hay que hacer siempre es llamar, porque muchas veces presenciamos un siniestro y pensamos que ya ha llamado alguien. Los madrileños nunca pasan de largo ante un siniestro.

Rescate urbano en altura. Editorial Desnivel. 2.400 pesetas.

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