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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Paseando por el Ebro

Paseando estos días por tierras aragonesas he coincidido con una manifestación antitrasvase en Zaragoza. También he observado en numerosos balcones turolenses las pancartas que hacían alusión a dicho tema con el mismo lema poco cristiano de no dar de beber al sediento. Lucían algunas reivindicaciones más, pero estas letras sólo pretenden centrarse en el Ebro. Razono mi opinión desde el punto de vista de un agricultor valenciano sin ningún ánimo de liarme en polémicas con nadie.En principio, me choca. Observando la que se ha armado en Aragón, con la opinión que tiene el admirado J. A. Labordeta de sus paisanos y de su carácter tranquilo, pero dado a las reivindicaciones en suma. También me llama la atención que los maños después de tanto tiempo de dejar pasar las aguas del Ebro por sus riberas hayan caído en la cuenta, precisamente ahora, de que su región es seca y precisa más que nadie del preciado líquido. Por otra parte, a nosotros los valencianos, ¿qué nos va a solucionar en una agricultura excedentaria en la que se subvenciona la destrucción de las cosechas año tras año, regar nuestro campos de secano?

Pienso que vamos a incrementar los montones de fruta lista para su pudrición, increíblemente auspiciada por seres humanos que vieron en esta absurda medida la salida a la regularización de los mercados. ¡Con la de hambre que hay en el mundo! Para garantizar las rentas agrarias hay otras soluciones: a poco que se fije uno, divisará montañas donde anidaba una fauna exuberante al amparo de su vegetación, ahora convertidos en costosas fincas de frutales con redes de riego. ¡Vaya paradoja ésta de asolar nuestras maltrechas montañas para incrementar nuestro exceso de oferta agraria. ¡Es de locos, vamos!

Nuestros gobernantes deberían limitar cualquier variedad agraria con problemas de saturación mercantil, apoyar más al agricultor que vive de su trabajo, anulando cualquier ayuda para la gente que aterriza en el agro procedente de otros sectores por una compleja variedad de razones. Hemos de concienciarnos de que el nuestro es un país con desequilibrios hídricos importantes y que en las comarcas más secas, las piscinas y plantas que requieren mucha agua son prohibitivas como lo son la instalación de industrias en otras zonas con excesiva demanda líquida por no hablar de las lamentables atracciones turísticas en tierras casi desérticas.

Me viene a la memoria aquel proverbio chino que viene a resumir la intención de mi escrito: "No es más rico el que más dinero gana, sino aquel que mejor administra los recursos". Dejemos que las aguas prosigan su bien modelado cauce a través de los tiempos.-,

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