Ciudadanos de Florida insisten en que el recuento de sufragios prosiga
Florida fue ayer el epicentro de un terremoto político-judicial cuya magnitud supera todas las escalas conocidas. George Walker Bush, decidido a usar todas las armas a su alcance para subir al trono presidencial, le pidió a un juez federal de Miami que derogue la ley electoral de Florida para bloquear un recuento manual de votos que, según todos los indicios, le puede perjudicar. La onda expansiva sacudió instantáneamente a la opinión pública: "Es un golpe de Estado a la democracia, quiere anular la voluntad popular, no quiere que nuestros votos cuenten", comentaba indignado Jack Easylant, uno de los residentes de Palm Beach que se sintió confundido por el diseño irregular de la papeleta electoral y votó por el candidato equivocado. A pesar de la acción de Bush, la junta electoral de Palm Beach no detuvo el recuento manual.
Bush, irónicamente, había basado su campaña en una frase: "Yo confío en el pueblo, no en el Gobierno". Su apuesta de ayer es una bomba de relojería en muchos sentidos. No sólo tiene el potencial de desestabilizar el orden legal y civil, sino de perjudicarle a él mismo. Los tribunales federales ante los que él ha interpuesto la demanda carecen de jurisdicción sobre disputas electorales, son los Estados los que la tienen. No existen precedentes históricos de un tribunal federal anulando la votación de un Estado. En este caso, la ley de Florida claramente establece el derecho de los partidos o candidatos a solicitar un recuento manual en el plazo de las 72 horas posteriores a la elección, tal y como hicieron los demócratas. Si el juez federal desestima la petición de Bush sería un golpe duro y abriría otra incógnita. ¿Iniciaría entonces Bush una cadena de apelaciones que lanzaran al país rumbo a lo desconocido?
Crisis constitucional
La crisis constitucional ya está servida. En el centro de la batalla campal, en Florida, hay además ocho demandas de ciudadanos en curso. La posibilidad de que se dicten simultáneamente fallos contradictorios o superpuestos es un escenario tan real como caótico. La ley de Florida contempla cinco razones por las que se pueden anular unas elecciones: un candidato inelegible, fraude, soborno, votos ilegales o frustración de la voluntad de los electores. En esta última se apoyan las ocho demandas de votantes frustrados porque su papeleta no ha contado.Ayer, el emisario de Bush y ex secretario de Estado, James Baker, dijo en Florida que se han visto forzados a acudir a los tribunales porque creen que un recuento manual es menos fiable que uno automático porque se presta a errores humanos, subjetividad y engaño. En Palm Beach, cerca de 30.000 sufragios se desecharon, unos 19.000 porque tenían dos perforaciones y unos 11.000 porque estaban perforados a medias y la máquina no los pudo leer.
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