"Las circunstancias han cambiado"
Al Gore reconoció su derrota cuando las televisiones, de madrugada, anunciaron la victoria definitiva de George W. Bush en Florida. Gore telefoneó a Bush a la 1.20 para felicitarle. Fue una conversación breve. "Se dijeron lo normal en esos casos. Se expresaron respeto mutuo, se enviaron recuerdos para las respectivas esposas... Lo acordado fue que Gore iba a comparecer ante las cámaras para admitir la victoria de Bush, y que el nuevo presidente haría su aparición pública unos 10 minutos después de que el demócrata concluyera la suya", explicó ayer un portavoz republicano. Bush estaba exultante. El clan Bush, reunido al completo en la residencia oficial del gobernador de Tejas, podía al fin cantar victoria y clamar venganza por la derrota que sufrió el patriarca en 1992 ante Bill Clinton.
Gore subió a su automóvil y se dirigió al War Memorial de Nashville para vivir un momento de pesadilla. Le faltaba un minuto para llegar cuando recibió una llamada desde Florida. No, la cosa no había terminado, le dijeron. Había que recontar los votos. El automóvil de Gore frenó y dio la vuelta. Volvió a sonar un teléfono, esta vez el de Bush. Era Al Gore, para anunciar que retiraba lo dicho una hora antes y que no podía admitir la derrota. La segunda conversación fue, según fuentes de ambos bandos, "crispada" y "tensa". "Las circunstancias han cambiado". "¿Y ahora qué hago yo?", preguntaba Bush una y otra vez. "Haga lo que quiera", dijo Gore .
"Me limité a escuchar lo que [Gore] tenía que decir", explicó ayer el propio Bush, en unas breves palabras ante las cámaras de televisión. "Yo tenía preparado un discurso de agradecimiento ante mis partidarios, pero habrá que esperar", añadió.
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